VIDA POR SU MUERTE

PROLOGO

INTRODUCCIÓN

¿De qué se trata este libro? La Biblia dice que la muerte de Cristo fue como un pago para librar a los hombres del pecado; de esto no hay ninguna duda, pero de todas formas subsiste un problema, ¿Libró la muerte de Cristo a todos los hombres de sus pecados?
Los creyentes están divididos en sus opiniones acerca de esta cuestión, algunos dicen una cosa y otros otra. ¿Qué dice la Biblia?
ESO ES LO QUE NECESITAMOS INVESTIGAR. Si decimos que la muerte de Cristo fue para todos, entonces no podríamos decir al mismo tiempo que fue sólo para aquellos que Dios había escogido. Si Cristo murió por todos, entonces Dios no tenía motivo alguno para escoger a un pueblo especial, ¿No es cierto?
Por otra parte, si afirmamos que Dios escogió a un pueblo especial (como la Biblia enseña) entonces habría sido en vano que Cristo muriera por todos.
Si decimos que la muerte de Cristo fue un rescate o un pago por toda la raza humana, entonces una de las dos siguientes cosas es la verdad :
1. Todos los hombres deben tener el poder para aceptar o rechazar por sí mismos el rescate.
2. Todos los hombres deben ser rescatados por Cristo tanto si lo saben como si lo ignoran.
La muerte de Cristo para todos los hombres puede ser algo real sólo si una de estas dos declaraciones es verdad. Pero la primera alternativa niega la enseñanza bíblica de que todos los hombres están muertos en pecado y no tienen capacidad en sí mismos para venir a Cristo. La segunda alternativa niega la enseñanza bíblica de que algunos hombres están perdidos para siempre. Es obvio que hay graves dificultades en la sugerencia de que la muerte de Cristo fue en favor de todos los hombres.
Entonces ¿porqué es que algunas personas afirman que la muerte de Cristo fue para todos? Parece que hay cinco razones posibles para sugerir tal cosa:
1. Parece que esta postura hace a Dios más atractivo, si como dicen, la muerte de Cristo fue por todos.
2. Parece que tal postura engrandece el amor de Dios, si como dicen, Dios ama a todos por igual.
3. Parece también, que logra que la muerte de Cristo tenga más valor, si como dicen, fue un pago por los pecados de todos los hombres
4. Parece que la Biblia utiliza las palabras “todos” y “el mundo” como si hablase de todos sin excepción.
5. Parece que algunos quieren decir que la muerte de Cristo fue para todos a fin de que ellos estén incluidos, aunque no quieran cambiar su manera pecaminosa de vivir.
En este libro vamos a ver porqué estas cinco razones son equivocadas y lo que la Biblia enseña acerca del propósito de la muerte de Jesucristo.

PARTE UNO

El propósito de Dios al enviar a Cristo a morir.
1 La introducción al problema.  
2 El Quién, el Cómo y el Qué de una cosa.  
3 Dios el Padre, el agente de nuestra salvación.  
4 Dios el Hijo, el agente de nuestra salvación.  
5 Dios el Espíritu, el agente de nuestra salvación.  
6 La obra de Cristo es el medio usado para obtener nuestra salvación.  
7 El sacrificio de Cristo y su intercesión, son el único medio para realizar nuestra redención.
(En la segunda parte se analizará en detalle, lo que Cristo logró con su muerte).

CAPITULO UNO

LA INTRODUCCIÓN AL PROBLEMA.

Cristo mismo nos dijo porqué vino al mundo. En Lucas 19:10 dijo: “Porque el hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.” En otra ocasión dijo que el hijo del hombre vino “para dar su vida en rescate por muchos” (Mar.10:45).
El apóstol Pablo declaró claramente el porqué Cristo vino al mundo: “el Señor Jesucristo, el cual se dio a sí mismo por nuestros pecados, para librarnos del presente siglo malo” (Gál.1:4). “Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores” (1 Tim.1:15). “Jesucristo, quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras” (Ti.2:14).
De estas declaraciones queda claro que el propósito de la muerte de Cristo fue:
A. Para salvar un pueblo de sus pecados.
B. Para librar un pueblo de este presente siglo malo.
C. Para purificar y hacer santo a un pueblo.
D. Para crear a un pueblo celoso de buenas obras.
Otros pasajes bíblicos explican lo que Cristo realmente logró en su muerte. Hay cinco cosas que podemos notar:
1. Por la muerte de Cristo, un pueblo es reconciliado con Dios. (Rom.5:1)
2. Por la muerte de Cristo, un pueblo es perdonado y justificado. (Rom.3:24)
3. Por la muerte de Cristo, un pueblo es limpiado y hecho santo. (Heb.10:14, Ef.5:25-27)
4. Por la muerte de Cristo, un pueblo es adoptado como hijos de Dios. (Gal.4:4-5)
5. Por la muerte de Cristo, un pueblo es glorificado y recibe la vida eterna. (Heb.9:15)
De toda esta evidencia la enseñanza bíblica está clara: La muerte de Cristo tenía la intención de traer a los hombres perdón ahora y la gloria venidera en el futuro; y realmente logra estas cosas. Por lo tanto, si la muerte de Cristo fue para todos los hombres, entonces alguna de las siguientes cosas es cierta:
1. Todos los hombres están librados del pecado, son perdonados y serán glorificados, o:
2. Cristo ha fracasado en su propósito. Sabemos que la primera cosa no es cierta y la segunda consideración (que Cristo ha fracasado) es un insulto a Dios.
Para escapar del problema creado por aceptar alguna de esas dos sugerencias, los que afirman que Cristo murió por todos los hombres dicen que no fue el propósito de Dios que todos se beneficiaran de su muerte. Dicen que el beneficio es solamente para aquellos que producen la fe y creen en Cristo. Este acto de fe tiene que ser algo que algunos hombres hacen por sí mismos, haciéndose así diferentes de los demás. (Si la fe fuera algo obtenido por la muerte de Cristo, y si Cristo murió por todos los hombres, entonces todos los hombres tendrían fe). A mí me parece que tal sugerencia empequeñece lo que Cristo realmente logró por su muerte, por lo tanto me opondré a ella mostrando que lo que la Biblia enseña es muy diferente.

CAPITULO DOS

EL QUIÉN, EL CÓMO Y EL QUÉ DE UNA COSA

Hay tres palabras que usaremos mucho en este libro y nos ayudará mencionarlas ahora en breve. Cuando alguna acción toma lugar, hay un agente (Quién lo hace); hay un medio usado (Cómo se hace); y hay un fin en mente (el Qué o el resultado final).
Por ejemplo, nosotros escogemos cómo haremos algo (los medios) conforme a qué es lo que queremos lograr (el fin). Entonces podemos decir que el fin es la razón por los medios. Y si hemos escogido los medios correctos, el fin es cierto. Obviamente si el agente que se propone hacer algo, ha escogido lo medios correctos para hacerlo, entonces no puede fallar.
Ahora podemos aplicar estos principios a nuestra explicación del tema de este libro. Primero veremos quién es el agente que pretende redimirnos. Entonces veremos cuáles medios fueron usados para redimirnos. Y finalmente (en la parte dos de este libro) veremos cual fue el resultado de los medios usados. Según la Biblia el agente que propuso nuestra salvación, es el Dios Trino. Todas las otras agencias fueron solamente instrumentos en sus manos. (Hch.4:28). El agente principal es la Santa Trinidad. En seguida estudiaremos esto más detalladamente.

CAPITULO TRES

DIOS EL PADRE, EL AGENTE DE NUESTRA SALVACIÓN

Para contestar la pregunta ¿Cómo fue Dios el Padre el agente de nuestra salvación? Damos la respuesta en dos maneras: Fue el Padre quien envió al Hijo para que muriera, y fue el Padre quien castigó a Cristo por nuestros pecados. Podemos examinar estas dos cosas en forma más detallada.
1. Está claro de muchos textos bíblicos que el Padre envió al Hijo al mundo. Por ejemplo: “cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos”. (Gál.4:4-5). El enviar al Hijo incluyó al Padre en tres cosas:
A) Primero, hubo el propósito original que siempre tuvo en mente. (1Pe.1:20)
B) Segundo, hubo el acto de darle al Hijo todas las capacidades necesarias para la obra que fue enviado a realizar. (Jn.3:34-35) (Como el Hijo de Dios, ya estaba perfecto en su deidad, pero como el Hijo del hombre le fueron concedidos los dones necesarios.)
C) Tercero, hubo el acto de prometerle al Hijo toda la ayuda necesaria para asegurar el éxito de su obra. (Is. 53:10-12, Sal.2, Jn.17).
2. Está claro de muchos textos de la Biblia que el Padre castigó a Cristo Jesús por nuestros pecados. Por ejemplo: “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” (2 Cor.5:21). Podemos decir que Cristo sufrió y murió en lugar de nosotros. Siendo esto cierto, ¿No es extraño que Cristo sufriera en lugar de los que sufrirán por sus propios pecados? Podemos plantear el asunto de la siguiente manera:
A) Cristo murió por todos los pecados de todos los hombres.
B) Cristo murió por todos los pecados de algunos hombres.
C) Cristo murió por algunos pecados de todos los hombres.
Si la última declaración es cierta, entonces todos los hombres han sido dejados todavía con algunos pecados y nadie será salvo.
Si la primera declaración es la verdad, entonces ¿Porqué no son librados todos los hombres del pecado? Si alguien responde que es a causa de su incredulidad, entonces yo pregunto, ¿La incredulidad no es un pecado? Si no es un pecado, entonces ¿porqué son castigados los hombres por ser incrédulos? Si es un pecado, entonces tiene que ser incluido entre los pecados por los cuales Cristo murió. Entonces la primera declaración no es cierta.
Queda claro entonces que la única posibilidad que permanece, es que Cristo sufrió por todos los pecados de algunos hombres. Es decir, solamente por los pecados de los elegidos.
(En la Parte Cuatro de este libro trataremos con los pasajes de la Escritura que usan las palabras “mundo” y “todo”, “todos” etc.)

CAPITULO CUATRO

DIOS EL HIJO, EL AGENTE DE NUESTRA SALVACIÓN

Puesto que Dios el Hijo acordó voluntariamente hacer lo que el Padre planeó, podemos decir que El también fue un agente en nuestra salvación. Jesús dijo: “mi comida es que haga la voluntad del que me envió y que acabe su obra” (Jn.4:34). Hay tres maneras en que Cristo demostró su voluntad de ser un agente de nuestra salvación:
1. Estuvo dispuesto a dejar la gloria de su naturaleza divina y aparecer como un hombre. “Así que por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, El también participó de lo mismo” (He.2:14). Nótese que no dice que El hizo esto porque toda la raza humana estaba compuesta de carne y sangre, sino más bien porque “los hijos que Dios me dio” (He.2:13) fueron humanos. Entonces su voluntad dispuesta fue en relación con aquellos hijos, y no para toda la raza humana.
2. Estuvo dispuesto a darse a sí mismo como una ofrenda. Es cierto que Cristo sufrió muchas cosas en una forma pasiva. No obstante es también cierto, que se dio a sí mismo activa y voluntariamente a esos sufrimientos. Sin su consentimiento voluntario, estos sufrimientos no habrían tenido valor alguno. Así El podía decir verdaderamente: “Por esto me ama el Padre, porque yo pongo mi vida nadie me la quita sino que yo de mi mismo la pongo” (Jn.10:17-18).
3. Sus oraciones a favor de sus hijos demuestran su deseo de ser un agente en su salvación. Ahora, Cristo ha entrado al lugar santísimo en el cielo (He.9:11-12). Su obra ahí es la de un intercesor. Fíjense que no ora por el mundo (Jn.17:9), sino por aquellos por quienes murió (Rom.8:34). Pide que aquellos que le han sido dados, vengan a donde El está y vean su gloria (Jn.17:24). Entonces está claro que no pudo haber muerto por todos los hombres.

CAPITULO CINCO

DIOS EL ESPÍRITU, EL AGENTE DE NUESTRA SALVACIÓN

La Biblia habla de tres cosas en las cuales el Espíritu Santo obra con el Padre y con el Hijo para redimirnos. Estas actividades muestran que el Espíritu Santo es también un agente en nuestra salvación.
1. El cuerpo humano que Cristo tomó cuando se hizo hombre fue creado por el Espíritu Santo en la matriz de María “y se halló que había concebido del Espíritu Santo” (Mt.1:18).
2. La Biblia dice que cuando Cristo se ofreció a sí mismo como un sacrificio, que lo hizo por el Espíritu Santo. “Cristo el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios” (He.9:14). Aquí está claro que el Espíritu Santo fue en alguna manera el instrumento que hizo posible la ofrenda de Cristo.
3. Hay declaraciones también en la Escritura que muestran que la obra de levantar a Cristo de los muertos fue la obra del Espíritu Santo. “Siendo a la verdad muerto en la carne pero vivificado en espíritu” (1 Pe.3:18).
No hay duda de que el Espíritu Santo hizo cosas importantes al cooperar con el Padre y con el Hijo en el propósito de nuestra redención.
Hemos visto que cada persona de la Trinidad puede ser llamado un agente de nuestra salvación. Es importante guardar en mente que, aunque para el propósito de nuestro estudio hemos distinguido entre la obra de cada persona divina, sin embargo no son en verdad tres agentes en nuestra salvación, sino solo uno porque Dios es uno.
Entonces, podemos decir que la Trinidad completa es el agente de nuestra redención.

CAPITULO SEIS

LA OBRA DE CRISTO ES EL MEDIO USADO PARA OBTENER NUESTRA SALVACIÓN

Como ya vimos en el capítulo dos, el agente que hace algo usa ciertos medios para conseguir el fin particular que tiene en mente. En la obra particular de nuestra salvación hay dos acciones específicas que Cristo ha realizado. (Aquí no estoy tratando con el plan que ocurrió en la eternidad, que hizo que nuestra salvación fuera posible, sino solo con la realización del plan en la historia.) Los dos hechos históricos de Cristo son:
1. El ofrecerse a sí mismo en el pasado.
2. Su intercesión por nosotros ahora.
En el ofrecimiento de sí mismo se incluye todo lo que estaba involucrado en su venida para morir: El despojarse a sí mismo de su gloria celestial, el ser nacido de mujer, su humillación y obediencia a la voluntad del Padre a lo largo de su vida y su muerte en la cruz.
Nota del traductor: Cabe mencionar que J. Owen pasa por alto la obra del Espíritu Santo en el llamamiento eficaz puesto que no está tocando directamente este tema.
Y también en la intercesión de Cristo por nosotros se incluye su resurrección y su ascensión, puesto que estas son la base de ella.
Sin estas, la intercesión no sería posible. Veremos estas dos cosas con más detalle en el próximo capítulo, pero quiero hacer algunos comentarios ahora. Estos dos hechos tienen la misma intención.
El ofrecimiento y la intercesión son con el propósito de “llevar muchos hijos a la gloria” (He.2:10).
Los beneficios propuestos por estos dos hechos son para las mismas personas; Cristo ora por aquellos por quienes El murió (Jn.17:9).
Sabemos que su intercesión es eficaz; “Yo sabía que siempre me oyes”, dijo Cristo en Juan 11:41.
Por consiguiente, todos aquellos por quienes el murió, tienen que recibir todas las cosas buenas obtenidas por su muerte. Y esto a su vez, destruye la enseñanza de que Cristo murió por todos los hombres.

CAPITULO SIETE

EL SACRIFICIO DE CRISTO Y SU INTERCESIÓN SON EL ÚNICO MEDIO PARA REALIZAR NUESTRA REDENCIÓN

Es importante notar que en las Escrituras, el sacrificio de Cristo y su intercesión están vinculados. Por ejemplo: Cristo justifica a aquellos cuyas iniquidades El llevó (Is.53:11).
Cristo intercede por aquellos cuyos pecados El llevó (Is.53:12).
Cristo fue resucitado de entre los muertos para justificar a aquellos por quienes El murió (Rom.4:25).
Cristo murió por los elegidos de Dios y ahora ora a favor de ellos (Rom.8:33-34).
Por consiguiente, es obvio que Cristo no pudo haber muerto por todos los hombres; porque si lo hubiera hecho, entonces todos los hombres serían justificados, cosa que evidentemente no existe.
Sacrificar e interceder son dos deberes de un sacerdote. Si el sacerdote fracasa en alguno de ellos, entonces falla en su fidelidad como sacerdote a favor de su pueblo. Jesucristo es señalado tanto como nuestra propiciación (sacrificio), como también nuestro abogado (representante). (1 Jn.2:1-2)
La Biblia habla de El como ofreciendo su sangre (He.9:11-14) y también como intercediendo por nosotros (He.7:25).
Puesto que El es un sacerdote fiel, tiene que realizar ambos deberes perfectamente. Así dado que sus oraciones siempre son escuchadas, no puede estar intercediendo por todos los hombres porque no todos son salvados. Por lo tanto, debe estar claro que no pudo haber muerto por todos los hombres tampoco.
Siempre debemos acordarnos de la manera en que Cristo intercede ahora por nosotros. La Escritura dice que es por medio de presentar su sangre en el cielo. (Heb.9:11, 12, 24) En otras palabras el intercede presentando sus sufrimientos al Padre. Por lo tanto, los dos actos, sufrimiento e intercesión deben estar relacionados con las mismas personas, de otro modo sería en vano usar el uno como la base del otro.
Cristo mismo une su muerte y su intercesión como el único medio de nuestra redención en su oración en Juan 17. En esta oración se refiere al ofrecimiento de sí mismo en la muerte y ora por los suyos, los que el Padre le había dado. Nosotros no podemos separar estos dos actos puesto que Cristo mismo los une. El uno sin el otro sería inútil de todas maneras, como Pablo lo argumenta: “si Cristo no resucitó, (y por lo tanto no estaría intercediendo) vuestra fe es vana; y aún estáis en vuestros pecados” (1Cor.15:17).
Entonces no hay ninguna seguridad de salvación para nosotros si separamos la muerte de Cristo de su intercesión. ¿De que serviría decir que Cristo murió por mí en el pasado, si no intercede por mí en el presente? Somos salvos de la condenación de nuestros pecados sólo si Cristo nos justifica ahora. Yo podría ser condenado todavía si Cristo no rogara ahora por mí. Así, está claro que su intercesión debe ser por las mismas personas por quienes El murió y por lo tanto, no podría haber muerto por todos.

PARTE DOS

El verdadero propósito de la muerte de Cristo: lo que Cristo logró
1 Algunas definiciones.
2 ¿Cristo murió para beneficiar a quién?
3 ¿Cuál fue el propósito de la muerte de Cristo?
4 ¿Murió Cristo para hacer que la salvación fuese sólo una posibilidad, o algo seguro?
5 Razones por las cuales todos por quienes
Cristo murió tienen que ser salvos.  

CAPITULO UNO

ALGUNAS DEFINICIONES

En la parte uno capítulo dos, vimos que la manera en que se hace una cosa controla su resultado. Para asegurar que el resultado que uno quiere se lleve a cabo, hay que usar los medios correctos; si se hace una cosa correctamente, eso asegura la realización del propósito.
Las Escrituras afirman más allá de cualquier duda, que Dios (Padre, Hijo y Espíritu) tiene la intención de salvar hombres. La obra de Cristo es el medio usado para lograr este fin. Puesto que Dios siempre hace las cosas correctamente, tenemos que decir que todos los que son realmente redimidos, son aquellos que El se propuso (que El quiso) redimir. De otro modo Dios habría fallado en la realización de su propósito.
Podemos decir que hubo dos propósitos en la muerte de Cristo, uno primario y otro secundario. El propósito primario de la muerte de Cristo fue el de glorificar a Dios. En todas las cosas que Dios hace, su primer propósito es mostrar su propia gloria. Todas las cosas existen principalmente para glorificar a Dios. (Ef.1: 12, Fil. 2: 11, Rom.11: 36).
Pero la muerte de Cristo tuvo también un propósito secundario, el de salvar a los hombres de sus pecados y llevarlos a Dios. Entonces ahora, quiero demostrar que la muerte de Cristo ha comprado, para todos por quienes murió, todo lo necesario para que gocen de dicha salvación con toda seguridad.

CAPITULO DOS

¿CRISTO MURIÓ PARA BENEFICIAR A QUIÉN?

Necesitamos aclarar la cuestión de quién recibe el beneficio de la muerte de Cristo. Hay tres posibilidades:
A) Pudo haber sido para beneficiar al Padre.
B) Pudo haber sido para el beneficio de Cristo mismo.
C) Pudo haber sido para nuestro beneficio.
Recuerden que aquí estoy hablando del propósito secundario de la muerte de Cristo. En este sentido, podemos mostrar que la muerte de Cristo no fue para beneficiar a Dios el Padre.
Frecuentemente es argumentado que Cristo murió para que fuese posible que Dios perdonara a pecadores, como si de otra manera Dios no pudiese perdonarnos. Esta idea sugiere que el propósito  secundario de la muerte de Cristo fue para beneficiar al Padre. Tal sugerencia es falsa y necia por las siguientes razones:
1. Significaría que Cristo murió para quitar algún impedimento que había en el Padre para perdonar nuestros pecados. Pero la Escritura afirma claramente que Cristo murió para librarnos a nosotros del pecado.
2. Significaría quizás que nadie sería realmente salvo del pecado. Si Cristo simplemente obtuvo la libertad del Padre para perdonar pecadores, entonces el Padre puede o no usar esa libertad.
En tal caso la muerte de Cristo todavía no asegura realmente nuestra salvación. Pero la Escritura dice claramente que Cristo vino para salvar a lo que se había perdido.
En seguida mostraremos que la muerte de Cristo no fue para su propio beneficio.
1. Puesto que Cristo es Dios, ya posee toda la gloria y el poder que es posible tener. Al fin de su ministerio terrenal, El no pide más gloria de la que El ya tenía antes de la fundación del mundo. (Jn.17:5). No tuvo que morir para ganar ningún beneficio para El mismo.
2. A veces se sugiere que la muerte de Cristo ganó para El, el derecho de ser juez de todos. Pero si el propósito de la muerte de Cristo fue con el fin de poder juzgar y condenar a algunos, entonces su muerte no fue para salvarlos. Entonces aún si fuéramos a aceptar tal sugerencia, no podríamos usarla para comprobar que Cristo murió por todos los hombres.
Entonces, concluimos que la muerte de Cristo debió tener el propósito de beneficiarnos a nosotros. No fue para que el Padre nos pudiera salvar si quisiera. No fue para obtener algún beneficio para Cristo mismo. Por lo tanto, el propósito tiene que ser que la muerte de Cristo realmente obtuvo todas las buenas cosas que fueron prometidas en el acuerdo con su Padre, para beneficiar a todos aquellos por quienes El murió. Ahora procederemos a examinar lo que las Escrituras dicen acerca de aquellas buenas cosas.

CAPITULO TRES

¿Cuál fue el propósito de la muerte de Cristo? Ya hemos visto en breve lo que las Escrituras enseñan acerca de porqué murió Cristo (Parte 1, capítulo 1). Ahora nos toca examinar en forma más detallada las Escrituras que hablan de lo que sería obtenido por la muerte de Cristo. Esto lo haremos examinando tres grupos de versículos.
PRIMERO, hay los versículos en las Escrituras que nos muestran lo que Dios se propuso hacer por la muerte de Cristo. He escogido ocho versículos para comentarlos, aunque se podrían usar muchos otros:
1. Lucas 19:10 “Porque el hijo el hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.” Por lo tanto está claro que Dios se propuso realmente salvar a los pecadores por la muerte de Cristo. A menos que encuentre lo que busca y salve lo que se había perdido, habrá fracasado en su propósito.
2. Mateo 1:21 “...y llamarás su nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.” Entonces cualquier cosa necesaria para efectuar la salvación de los pecadores, tenía que ser hecha por Cristo.
3. 1 Tim.1:15 “Palabra fiel y digna de ser recibida por todos; que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores.” Esto no nos permite suponer que Cristo vino simplemente para hacer que la salvación de pecadores fuera posible, sino que insiste en que vino para salvarlos. No dice que vino para abrir una puerta para que acudan si quieren, sino para salvarlos de la culpa y el poder del pecado.
4. Hebreos 2:14-15. “Para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es al diablo, y librar a todos los que estaban sujetos a servidumbre.” ¿Qué podría ser más claro que esto? En el contexto, los que son librados son los hijos que el Padre le había dado. No todos son librados del diablo y de la muerte, sino sólo aquellos por quienes El murió.
5. Efesios 5:25-27 “Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla... para presentársela gloriosa para sí, una iglesia que no tuviese mancha ni arruga, ni cosa semejante.”No creo que sea posible decirlo en forma más clara de lo que el Espíritu Santo lo ha hecho en este pasaje; Cristo murió para purificar, santificar y glorificar la iglesia.
6. Juan 17:19 “Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad.” Seguramente aquí escuchamos al Salvador pronunciando el propósito de su muerte. El murió para que algunos sean verdaderamente santificados (no todo el mundo, puesto que no estaba orando por el mundo, ver.9, sino por los que le fueron dados del mundo, ver. 6).
7. Gál. 1:4 “el cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos...” Aquí vemos nuevamente que el propósito de la muerte de Jesús fue para librarnos realmente del pecado.
8. 2 Co.5:21 “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.” Aprendemos de esto que el propósito fue hacer a los pecadores justos en Cristo Jesús.
De todos estos versículos está claro que la muerte de Cristo tenía la intención de salvar, librar, santificar y hacer justos a aquellos por quienes El murió. Pregunto, ¿Todos los hombres son salvados, librados, santificados y hechos justos? ¿Acaso ha fracasado Cristo al no cumplir su propósito? Juzgue usted por sí mismo, si Cristo murió por todos los hombres o si sólo lo hizo por los que son salvados y justificados.
SEGUNDO, hay versículos que hablan no sólo de cual fue la intención de la muerte de Cristo, sino de lo que fue obtenido por ella.
Aquí he seleccionado seis pasajes:
1. Hebreos 9:12-14 “Por su propia sangre entró una sola vez en el santuario, habiendo obtenido eterna redención la sangre de Cristo limpiará vuestras conciencias.” Aquí se mencionan dos resultados inmediatos de la muerte de Cristo: la eterna redención y la limpieza de la conciencia. Cualquiera que posee estas dos cosas, es uno por quien Cristo murió.
2. Hebreos 1:3 “Habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por sí mismo, se sentó a la diestra de la majestad en las alturas.” Cristo obtuvo la purificación espiritual a favor de aquellos por quienes murió.
3. 1 Ped.2:24 “El cual mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero.” Aquí tenemos una declaración de lo que Cristo hizo; El llevó nuestros pecados en su cuerpo.
4. Col.1:21-22. “Empero ahora os ha reconciliado... en el cuerpo de su sangre por medio de muerte, para hacernos santos, y sin mancha, e irreprensibles delante de él.” Así es que, un estado real de paz con Dios el Padre, ha sido obtenido para todos aquellos por quienes El murió.
5. Apocalipsis 5:9-10. “Tu fuiste inmolado y nos has redimido para Dios con tu sangre... y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes...” Está obvio que esto no es verdad tocante a todos los hombres, pero que es una descripción de la verdad respecto a todos aquellos por quienes Cristo murió.
6. Juan 10:28 “Yo les doy vida eterna.” Cristo mismo explica que la vida eterna les es dada o concedida sólo a sus ovejas. Vea los versículos 15,26 y 27. La vida espiritual que los creyentes reciben fue obtenida por la muerte de Cristo.
De estos seis pasajes (podríamos citar muchos otros) podemos concluir lo siguiente: Si la muerte de Cristo realmente obtiene la redención, la purificación, la reconciliación, la vida eterna y la ciudadanía en el reino, entonces Cristo debió haber muerto sólo por aquellos que obtienen estas cosas. Queda claro que no todos los hombres tienen estas cosas. No pudo haber sido el propósito de la muerte de Cristo el salvar a todos los hombres.
TERCERO, hay también un grupo de textos que describen a aquellos por quienes Cristo murió. Frecuentemente son descritos como los “muchos”, vea por ejemplo Is.53:11, Mr.10:45 y He.2:10. Pero los “muchos” son descritos en otros textos como lo siguiente:
Las ovejas de Cristo Jn.10:15
Los hijos de Dios Jn.11:52
Los hijos que le fueron dados por el Padre Jn.17:11, He.2:13
Los elegidos Rom.8:33
Su pueblo al cual antes conoció Rom.11:2
Su Iglesia Hch.20:28
Los cuyos pecados El llevó He.9:28
Tales descripciones sin lugar a dudas no son verdad acerca de todos los hombres. Entonces, está visto que la muerte de Cristo tal como la Biblia la describe, no pudo haber sido por todos los hombres.

CAPITULO CUATRO

¿MURIÓ CRISTO PARA HACER QUE LA SALVACIÓN FUESE SÓLO UNA POSIBILIDAD?

Algunos han sugerido que la muerte de Cristo obtuvo suficiente redención para todos los hombres, si sólo fueran a creer. No obstante, ese beneficio es dado sólo a algunos porque sólo algunos creen.
Ellos dicen que Cristo obtuvo una salvación la cual es suficiente para todos pero que sólo salva a algunos.
Sin duda, pagar el precio por la redención de un esclavo no es lo mismo como librar aquel esclavo. Obtener la salvación y concederla no son la misma cosa. Pero hay otras cosa que también debemos tomar en cuenta:
1. Obtener nuestra redención y concedérnosla son dos actos distintos, pero no puede argumentarse que estos dos actos se relacionan  con dos grupos distintos de personas. Cristo no tuvo en mente dos propósitos distintos en su muerte.
2. La voluntad de Dios, que Cristo obtuviera la salvación de los pecadores, no dependía de la condición de que los pecadores creyeran. La voluntad soberana de Dios fue que la salvación fuese obtenida y concedida.
3. Nuestra recepción de la salvación es condicionada por nuestra fe. No obstante, esa fe es el don de Dios que nos es concedido incondicionalmente, como demostraremos más adelante.
4. Aquellos por quienes Cristo obtuvo beneficios por su muerte deben recibirlos. Tienen que recibirlos porque:
A. Si Cristo sólo obtuvo los beneficios, pero no pudo concederlos, entonces su muerte no salvaría a nadie.
B. ¿Designó Dios a un salvador, sin designar a aquellos que serían salvos? ¿Podría Dios designar un medio sin estar seguro del fin? Eso sería una contradicción de la enseñanza de la Escritura.
C. Si una cosa es obtenida para mí, seguramente me pertenece como un derecho, y lo que me pertenece como derecho, debe ser mío de hecho. Así la salvación que Cristo obtuvo, debe pertenecer a aquellos para quienes fue obtenida. Pero si alguien fuera a decir: “Sí, pero les pertenece a condición de que crean.” Yo contesto otra vez que la fe nos es dada por Dios.
D. La Escritura siempre pone juntos a aquellos por quienes Cristo obtuvo la redención y a aquellos a quienes la aplica.
I. Isaías 53:5 Cristo sana espiritualmente a aquellos por quienes fue herido.
II. Isaías 53:11 Cristo justifica a aquellos cuyos pecados El llevó.
III. Romanos 4:25 Cristo justifica a aquellos por quienes El fue entregado.
IV. Romanos 8:32-34 Dios da todas las cosas a aquellos por quienes Cristo murió.
Aquellos por quienes Cristo murió no pueden ser condenados y Cristo intercede ahora por ellos.
Todos estos argumentos establecen firmemente que a todos aquellos por quienes Cristo obtuvo la redención, les es otorgada sin fallar.
La muerte de Cristo no hizo posible la salvación de todos los hombres, sino que hizo real la salvación de aquellos a quienes es concedida.
Ahora voy a hacer cuatro declaraciones que definen este asunto.
Sobre estos cuatro puntos comentaré más adelante en este libro.
1. Dios envió a Cristo a morir a causa de su amor eterno por los escogidos.
2. El valor de la muerte de Cristo sobrepasa toda medida, y tiene suficiente valor para lograr todo aquello que se propuso.
3. El propósito del Padre fue el de traer de muchas naciones, muchos hijos a la gloria, es a saber: sus elegidos con quienes El ha hecho un pacto nuevo.
4. Todo lo que fue comprado por la muerte de Cristo a favor de este pueblo, a su tiempo llega a pertenecerles. Puesto que Cristo lo obtuvo a favor de ellos, Cristo tiene motivos para pedir que así sea.

NOTA ADICIONAL

Si sostenemos el punto de vista de que la muerte de Cristo hace posible la salvación de todos, pero realmente salva sólo a aquellos que creen, entonces estamos diciendo lo siguiente:
1. Que Dios debería salvar a todos los hombres. Esto lo negamos. Dios tiene que hacer sólo lo que El escoge hacer.
2. Que Dios no puede hacer lo que quiere a menos que los hombres cumplan ciertas condiciones. Esto lo negamos porque disminuye la gloria de Dios.
3. Que el amor de Dios se demostraría mejor si el amara a todos los hombres por igual, en vez de amar solamente a algunos. Esto lo negamos y lo discutiremos más detalladamente en la parte cuatro, capítulos dos y cuatro.
4. Que Dios envió a su Hijo a morir porque amó a todos los hombres por igual. Esto lo negamos como algo antibíblico. Muchos pasajes en la Escritura describen a personas, las cuales no son el objeto del amor redentor de Cristo. Vea Proverbios 16:4; Hechos 1:25, Romanos 9:11-13, 1 Tes.5:5-9, 2 Pedro 2:12 y Judás 4.
5. Que la fe, la cual es la condición para recibir la salvación, no nos fue obtenida por la muerte de Cristo. Esto lo negamos porque la Escritura enseña que la fe es uno de los beneficios que Cristo obtuvo para los suyos.
6. Que Cristo fue el sustituto por toda la raza humana. Esto lo negamos porque si Cristo fuera el sustituto por todos, entonces todos serían salvados.
7. Que Cristo murió por aquellos quienes el Padre sabía de antemano que no serían salvos. Yo no veo qué se gana al argumentar de esta forma.

CAPITULO CINCO

RAZONES POR LAS CUALES TODOS POR QUIENES CRISTO MURIÓ TIENEN QUE SER SALVOS

Ocuparemos un capítulo más para mostrar el error de los que dicen que la muerte de Cristo fue suficiente para salvar a todos, pero que realmente salva sólo a algunos (“suficiente para todos, eficaz para algunos”). Aunque hay una distinción entre obtener la redención y concederla, sin embargo estas dos cosas no pueden ser separadas.
Afirmo que cuando una cosa es obtenida a favor de alguien, entonces no puede ser incierto si lo tendrá o no. Esa persona no diría “quizás será mía”. Entonces, todo lo que Cristo obtuvo por su muerte debe pertenecer a aquellos para quienes fue obtenido.
Sería contra la razón sugerir que Dios quiso que Cristo muriera por alguien y al mismo tiempo esa persona no reciba el beneficio.
Sería irrazonable que un rescate fuera pagado por la liberación de unos esclavos, y al mismo aquellos esclavos no obtuvieran la libertad. Y ya sabemos que la muerte de Cristo fue un rescate. (Mt.20:28)
Algunos han discutido que aunque es cierto que lo que es obtenido a favor de alguien le pertenece por derecho, no obstante pudo haber sido obtenido para él bajo ciertas condiciones. Y ellos dicen que la condición bajo la cual podemos recibir los beneficios que Cristo obtuvo, es que no resistamos la redención ofrecida, o que nos rindamos a la invitación del evangelio, o simplemente que tengamos fe.
Contra este argumento señalaré lo siguiente:
1. Si el propósito divino de redimir es sincero, y si Cristo murió para salvar a todos bajo ciertas condiciones, entonces todos sin excepción deberán llegar a saber de estas condiciones. El propósito de salvar no puede ser sincero si algunos son dejados ignorantes de las condiciones para obtenerla. ¿Qué hay con aquellos que nunca escuchan?
2. Las condiciones exigidas para obtener el beneficio de la muerte de Cristo, o están dentro de nuestra capacidad para cumplirlas o no. Si lo están, entonces todos los hombres poseen la capacidad de creer, algo que es evidentemente falso. Vea Jn. 6: 44, 5: 40, Ef. 2: 1, Rom.8:7-8, 2ª Cor.4: 3-4, 1ª Cor. 2: 14. Pero, si los hombres no poseen esta capacidad, entonces el Señor tiene que concederla o negarla. Si así es, que la concede o la niega, entonces ¿Por qué no son salvos todos? (Porque se supone que si Dios quisiera salvar a todos, concedería la capacidad de creer a todos). Debemos  responder que Dios no ha concedido tal capacidad a todos, porque no fue su propósito de salvar a todos.
3. La fe (la cual es la condición para recibir la salvación) es obtenida para nosotros por la muerte de Cristo o no. Si lo es, y como dicen ellos “Cristo murió por todos los hombres”, entonces todos los hombres deben poseerla. Si no fue obtenida para nosotros por Cristo, entonces la parte más esencial de la salvación, no dependería del todo de la obra de Cristo. Esto disminuye la gloria de Cristo y es contrario a la enseñanza bíblica de que la fe es el don de Dios. Vea Fil.1:29 y Ef.2:8.
4. Afirmar que Cristo murió por todos, pero que solamente aquellos que cumplen ciertas condiciones serán salvos; hace a Cristo un medio mediador (y hace que la salvación sea por obras).
Muchos dicen que Cristo obtuvo la salvación para todos, pero yo pregunto ¿De qué sirve esto, si no cumplió con las demás condiciones?
En resumen, repetimos que lo que Cristo ha obtenido, no puede ser separado de aquellos para quienes El lo adquirió. Cristo murió, no para que los hombres fueran salvos a condición de que creyeran; sino que murió por todos los elegidos de Dios a fin de que crean. En ninguna parte la Escritura dice que Cristo murió por nosotros a condición de que creamos. Eso haría de nuestra fe, la causa de que Cristo muriera por nosotros. Mas Cristo murió por nosotros a fin de que creamos.
Ahora que hemos examinado en las partes uno y dos de nuestro tema, procederemos a estudiar más pruebas de la verdad que estamos sustentando. Pero deseo que guarden en su mente estos puntos fundamentales que ya hemos comentado. NOTA DEL TRADUCTOR

PARTE TRES

Dieciséis argumentos, los cuales demuestran que Cristo no murió por todos los hombres
1 Dos argumentos basados en la naturaleza del nuevo pacto.
2 Tres argumentos basados en las descripciones bíblicas de la salvación.
3 Dos argumentos basados en la naturaleza de la obra de Cristo.
4 Tres argumentos basados en la naturaleza de la santidad y la fe.
5 Un argumento basado en el significado de la palabra “redención.”
6 Un argumento basado en el significado de la palabra “reconciliación.”
7 Un argumento basado en el significado de la palabra “satisfacción.”
8 Dos argumentos basados en el valor de la muerte de Cristo.
9 Un argumento general de versículos particulares de la Escritura.

CAPITULO UNO

DOS ARGUMENTOS BASADOS EN LA NATURALEZA DEL NUEVO PACTO

ARGUMENTO # 1 En Mateo 26:28, el Señor Jesucristo habla de “mi sangre del nuevo pacto.” Este nuevo “pacto” o “testamento” es el nuevo acuerdo o contrato que Dios ha hecho para salvar a los hombres.
La sangre de Cristo derramada en su muerte es el precio del acuerdo, y tiene relación solamente con aquellos a quienes el acuerdo se aplica.
Este nuevo pacto es diferente del antiguo pacto que Dios hizo con los hombres. En el antiguo pacto, Dios prometió salvar a todos los que guardaran sus leyes: “Que el hombre que hiciera estas cosas vivirá por ellas.” (Rom.10:5 y Lev.18:5) Pero, puesto que los hombres son pecadores no pueden guardar la ley de Dios y por lo tanto el antiguo pacto fue hecho inútil.
En el nuevo pacto, Dios promete poner sus leyes en nuestras mentes y escribirlas en nuestros corazones. (He.8:10). Está claro entonces, que este acuerdo tiene relación sólo con aquellos en cuyos corazones y mentes Dios hace realmente esto. Puesto que es obvio que Dios no hace esto para todos los hombres, entonces no todos los hombres están incluidos en el pacto por el cual Cristo murió.
Algunos han sugerido que Dios escribiría sus leyes en nuestras mentes, si sólo creyéramos. Pero poseer la fe, es lo mismo que tener la ley de Dios escrita en nuestros corazones. Entonces, decir como algunos dicen: “Si su ley está en nuestros corazones, entonces Dios escribirá sus leyes en nuestro corazón”, es pura tontería.
La naturaleza del nuevo pacto hace claro que la muerte de Cristo no fue para todos los hombres.
ARGUMENTO # 2 El evangelio ha estado en el mundo a lo largo de los siglos desde que Cristo vino. No obstante naciones enteras han vivido sin conocimiento alguno de él. Si fuera la intención que la muerte de Cristo salvara a todos los hombres, a condición de que creyeran entonces el evangelio debería haberse divulgado a todos los hombres.
De otro modo, el propósito de salvar a todos los hombres ha fracasado, puesto que no todos han escuchado. Pero esto no puede ser cierto porque sería contra la naturaleza y la sabiduría de Dios enviar a Cristo para salvar a todos y no asegurar que todos escuchen acerca de esto. ¿Estaría conforme a la bondad de Dios actuar de esta manera?
Esto es como si un doctor fuera a decir que tiene la medicina que curaría todas las enfermedades en el mundo y no obstante ocultar ese conocimiento de muchas personas. En tal caso, ¿podríamos realmente argumentar que el doctor tenía la intención sincera de curar las enfermedades de todos?
Hay un número de textos que lo hacen claro, que millones nunca han escuchado ninguna palabra acerca de Cristo. Nosotros no podemos dar otra explicación del “porqué”, salvo la que dio Cristo mismo; “así Padre, pues que así agradó en tus ojos.” (Mt. 11: 26). Tales Escrituras como el Sal.147: 19-20, Hch. 14: 16 y Hch. 16: 6-7, afirman los hechos de nuestra experiencia común; de que el Señor no ha asegurado que todos escuchen el evangelio. Debemos concluir que no es el propósito de Dios salvar a todos los hombres.

CAPITULO DOS

TRES ARGUMENTOS BÍBLICOS BASADOS EN LA DESCRIPCIÓN BÍBLICA DE LA SALVACIÓN

ARGUMENTO # 3 Las Escrituras describen lo que Cristo Jesús hizo por su muerte como “La redención eterna”. (Esto significa nuestra liberación eterna del pecado, la muerte y el infierno.) Ahora, si esta bendición fue comprada para todos los hombres, entonces todos los hombres la tienen automaticamente o está a su disposición bajo ciertas condiciones.
Por nuestra experiencia podemos ver que no es cierto que todos los hombres tengan la redención eterna, Entonces ¿Está disponible esta redención bajo ciertas condiciones?
Pregunto ¿Cumplió Cristo estas condiciones en nuestro favor o depende la satisfacción de estas condiciones de nuestro cumplimiento de otras? La primera de estas posibilidades, que Cristo cumple las condiciones necesarias para conceder la redención eterna significaría que todos los hombres tienen esa redención, circunstancia que no concuerda con la realidad que observamos en el mundo.
Tenemos que decir entonces que si Cristo no cumple estas condiciones para que todos los hombres tengan la redención, entonces tiene que cumplirlas a favor de los que cumplen otras condiciones. En tal caso damos vuelta en un círculo, haciendo que las condiciones cumplidas por Cristo en la redención, dependan del cumplimiento de otras y así sucesivamente. Estos argumentos muestran cuan irrazonable es suponer que Cristo murió para obtener la redención eterna de todos los hombres.
Si hubiera algunos que siguen insistiendo en que la redención eterna está disponible bajo ciertas condiciones, entonces no cabe duda que todos debieran ser notificados. Pero esta notificación no les es concedida a todos como ya hemos señalado en la parte tres, en el capítulo uno, argumento dos.
Además, si obtener la redención eterna depende de que los hombres cumplan ciertas condiciones, entonces tienen la capacidad de cumplirlas o no. Si son capaces por sí mismos de cumplir las condiciones, entonces tenemos que decir que todos los hombres pueden de su propia capacidad creer el evangelio. Sin embargo esta postura es contraria a las Escrituras, las cuales enseñan que los hombres están muertos en pecado y por lo tanto no son capaces de cumplir ningunas condiciones.
Si concordamos con la enseñanza bíblica de que los hombres no tienen la capacidad por sí mismos de cumplir las condiciones para obtener la redención eterna, entonces Dios piensa concederles o no la capacidad para cumplirlas. Si Dios piensa hacerlo, entonces ¿Porqué no lo hace? En tal caso todos los hombres serían salvos.
Por otro lado, si Dios piensa no darles a todos los hombres la capacidad para creer, y sin embargo Cristo murió para dar la redención eterna a todos los hombres, entonces tenemos que Dios se encuentra exigiendo a los hombres capacidades que se ha negado a concederles. Evidentemente creer esto es una locura. Esto sería como si Dios prometiera a un muerto la capacidad de resucitar, cuando en realidad no tiene intención alguna de concederle dicho poder.
ARGUMENTO # 4 La Biblia describe en una manera muy exacta a aquellos por quienes Cristo murió. Nos dice que la raza humana está dividida en dos grupos y que Cristo murió sólo por uno de ellos.
Las Escrituras que enseñan que Dios divide a los hombres en dos grupos son las siguientes:
Mateo 25: 12 y 32, Juan 10: 14 y 26, Juan 17:9, Romanos 9: 11-23, 1 Tesalonicenses 5: 9.
Aprendemos que existen aquellos los cuales Dios ama y aquellos que odia, aquellos que conoce y aquellos que no conoce.
Otras Escrituras dejan claro que Cristo murió sólo por uno de estos dos grupos. Nos dicen que murió por:
Su pueblo: Mateo 1: 21.
Sus ovejas: Juan 10: 11, 14.
Su Iglesia: Hechos 20: 28.
Sus elegidos: Romanos 8: 32-34.
Sus hijos: Hebreos 2: 13.
De esto podemos concluir que Cristo no murió por aquellos que no son su pueblo o sus ovejas o su Iglesia. Por lo tanto no pudo haber muerto por todos los hombres.
ARGUMENTO # 5 No deberíamos describir la salvación en una forma diferente a como la Biblia lo hace. Y la Biblia no dice en ningún lugar que Cristo muriera por “todos los hombres”, o por “cada hombre”. Es cierto que la Biblia dice que “Cristo se dio a sí mismo en rescate por todos” (1Tim2:6), pero no se puede demostrar que esto signifique más que “todas sus ovejas” o “todos sus elegidos”. Si uno examina cuidadosamente cada texto en donde aparece la palabra “todos” fijándose en el contexto, entonces se dará cuenta de que la Escritura no enseña en ningún lugar que Cristo murió por cada hombre.
(En la parte cuatro, capítulos tres y cuatro, consideraremos en forma detallada muchos de los versículos que usan las palabras “mundo” y “todos” en relación con la muerte de Cristo.)

CAPITULO TRES

DOS ARGUMENTOS BASADOS EN LA NATURALEZA DE LA OBRA DE CRISTO

ARGUMENTO # 6 En la Biblia hay muchos versículos que hablan del Señor Jesucristo como haciéndose responsable por otros cuando murió, por ejemplo:
El murió por nosotros Rom. 5: 8.
El fue hecho por nosotros maldición Gál. 3: 13.
El fue hecho pecado por nosotros 2 Cor.5: 21.
Tales expresiones dejan claro que Cristo estaba haciendo algo como sustituto en lugar de otros.
Ahora bien, si El murió en lugar de otros, es de esperarse que todos aquellos por quienes ocupó lugar, ahora deben ser libres del enojo y del juicio divino. (Dios no puede castigar justamente tanto a Cristo como a aquellos para quienes El fue un sustituto). No obstante está claro que no todos los hombres son libres de la ira de Dios. (Vea Juan 3:36.) Por lo tanto, Cristo no pudo haber sido un sustituto por todos los hombres.
Si todavía se insiste en que Cristo murió como un sustituto de todos los hombres, entonces tenemos que concluir que su muerte no fue un sacrificio lo suficientemente eficaz, porque no todos los hombres son salvos del pecado y del juicio.
Efectivamente, si Cristo murió en lugar de todos los hombres entonces, se ofreció a sí mismo como un sacrificio por todos los pecados, (en tal caso, todos los hombres son salvos), o fue sólo un sacrificio por algunos de sus pecados, (en tal caso nadie es salvo, porque permanecen algunos pecados). Ninguna de estas declaraciones pude ser cierta como ya hemos visto en este libro. (Vea parte uno, capítulo tres). Será claro que no hay ninguna forma para decir que Cristo murió por todos los hombres.
ARGUMENTO # 7 Las Escrituras describen la naturaleza de la obra de Cristo Jesús como la obra de un mediador y un sacerdote: “El es el mediador del nuevo pacto.” (Heb.9: 15) Cristo actúa como mediador siendo sacerdote de aquellos que El trae a Dios. Que Cristo Jesús no es el sacerdote de todos es obvio tanto de las Escrituras como de la experiencia, tal como hemos visto en la parte dos, capítulo dos de este libro.

CAPITULO CUATRO

TRES ARGUMENTOS BASADOS EN LA NATURALEZA DE LA SANTIDAD Y LA FE

ARGUMENTO # 8 Si la muerte de Cristo es el medio por el cual aquellos por quienes murió son limpiados y santificados, entonces debió haber muerto sólo por aquellos que experimentan esto. Es obvio que no todos los hombres son hechos santos y por lo tanto Cristo no murió por todos los hombres.
Quizás estaría bien comprobar que la muerte de Cristo es el medio para obtener la purificación del pecado y la santidad, esto lo haré en dos maneras:
PRIMERO, la adoración en el Antiguo Testamento fue diseñada para enseñar verdades acerca de la muerte de Cristo, la sangre de los sacrificios veterotestamentarios hacía posible que aquellos por quienes era derramada, fueran aceptados en la adoración a Dios. ¿Cuánto más ha de limpiar la sangre de Cristo a aquellos por quienes El murió? (Heb. 9: 13-14)
SEGUNDO, hay versículos que declaran fehacientemente que la muerte de Cristo hace precisamente las cosas que tuvo intención de realizar: “el cuerpo del pecado fue destruido a fin de que ya no sirvamos más al pecado” (Rom.6:6); “se dio a sí mismo para redimirnos y purificarnos” (Ti. 2: 14). Estos versículos, y muchos otros  insisten en que la santidad es el resultado inevitable en la vida de todos aquellos por quienes Cristo murió. Puesto que no todos los hombres son santos, Cristo no murió por todos.
Algunos sugieren en vano que la muerte de Cristo no es la causa de la santidad. Dicen que la santidad sólo llega a ser una realidad cuando el Espíritu Santo la trae o cuando es recibida por la fe. Pero la obra del Espíritu Santo y el don de la fe, son también el resultado o fruto de la muerte de Cristo. Así pues, esta sugerencia no cambia el hecho de que la santidad es el resultado inequívoco sólo en las vidas de aquellos por quienes Cristo murió. El hecho de que el juez da permiso y el carcelero abre la puerta de la prisión, no es la causa de la libertad del deudor; la causa es que alguien pagó por sus deudas.
ARGUMENTO # 9 La fe es esencial a la salvación. Esto queda claro de la Escritura (Heb.11:6) y la mayoría de la gente acepta este hecho. Pero como ya hemos visto, todo aquello que es necesario para salvación nos ha sido obtenido por Cristo.
Ahora, si esta fe fue obtenida para todos los hombres por Cristo, entonces es nuestra con o sin ninguna condición. Si es sin condiciones, entonces todos los hombres la tienen. Pero como ya hemos visto, esto es contrario a la experiencia y a la Escritura. (Vea 2 Tes.3:2)
Si la fe es dada bajo alguna condición, entonces yo pregunto ¿Cuál condición?
Algunos dicen, que la fe es dada a condición de que no resistamos a la gracia de Dios. Sin embargo, no resistir realmente significa obedecer, y obedecer significa creer. Entonces, lo que tales personas están diciendo es que la fe les es concedida a aquellos que creen (es decir a los que tienen fe). Esto es sin lugar a dudas absurdo.
Por otra parte, algunos argumentan que la fe no fue obtenida para nosotros por la muerte de Cristo. Entonces ¿Es la fe un acto de nuestra propia voluntad? Esto es contrario a la enseñanza de muchos textos bíblicos e ignora el hecho de que los incrédulos están muertos en pecados e incapaces de realizar cualquier acto espiritual. (1Cor.2:14). Entonces, regreso a la posición de que la fe es obtenida por Cristo.
La fe es una parte esencial de la santidad. En el argumento número ocho mostré que la santidad es obtenida para nosotros por la muerte de Cristo. Por lo tanto, también obtuvo para nosotros la fe. Negar esto, es sostener que sólo obtuvo una parte de la santidad, es decir, faltando la fe. Ninguna persona que hable seriamente sugeriría tal cosa.
Aún más, Dios escogió su pueblo a fin de que sean santos; “nos escogió para que fuésemos santos.” (Ef. 1: 4) Repito, que la fe es una parte esencial de la santidad. Al escoger a su pueblo para ser santo, seguramente Dios también escogió que tuviéramos fe. Fue una parte el acuerdo entre Dios el Padre y Dios el Hijo, que todos aquellos por quienes Cristo murió tendrían todas las bendiciones que el Padre quería darles. La fe es una de las bendiciones que el Padre da. (Heb.8: 10-11)
Las Escrituras enseñan claramente que la fe fue obtenida para nosotros por Cristo Jesús, quien es el “Autor y Consumador de nuestra fe” (Heb. 12: 2). Declaraciones tales como ésta y los tres párrafos anteriores confirman que la muerte de Cristo obtiene la fe para su pueblo. Puesto que no todos los hombres la tienen, Cristo no pudo haber muerto por todos los hombres.
ARGUMENTO # 10 El pueblo de Israel fue, en muchos sentidos, como una ilustración de la Iglesia neotestamentaria. (1Cor.10:11)
Sus sacerdotes y sus sacrificios fueron ejemplos de lo que Cristo haría a favor de la Iglesia de Dios. Su ciudad, Jerusalén, es usada como un símbolo del cielo (He.12:22). Un verdadero israelita es un creyente (Jn.1:47), y un verdadero creyente es un israelita (Gál.3:29).
Así, argumento lo siguiente: Si la nación de Israel fue escogida por Dios de entre todas las demás naciones del mundo, para ilustrar el trato de Dios con su Iglesia, entonces se sigue que la muerte de Cristo fue sólo por la Iglesia y no por todo el mundo. La manera que Dios trató con su pueblo escogido en el Antiguo Testamento, es una ilustración de cómo la salvación obtenida por Cristo no es para todos los hombres, sino sólo para su pueblo escogido.

CAPITULO CINCO

UN ARGUMENTO BASADO EN LA PALABRA “REDENCIÓN”

ARGUMENTO # 11 La manera en que la Biblia describe una doctrina, nos ayuda a entenderla. Una palabra usada en la Biblia para describir lo que Cristo realizó, es la palabra redención. “En quien tenemos redención por su sangre.” (Col.1:14). Esta palabra significa “librar una persona de la cautividad pagando un precio”. La persona no es redimida a menos que sea librada. Entonces, el significado mismo de la palabra nos enseña que Cristo no pudo haber obtenido la redención de aquellos que no son libres. Una redención universal (así llamada) la cual finalmente deja a cualquiera todavía en cautiverio, es una contradicción de términos.
En algunos versículos la sangre de Cristo es llamada “un precio” y “un rescate” (Vea Mateo 20:28). El propósito de un rescate es para obtener una liberación de aquellos por quienes el precio ha sido pagado. Es inconcebible que un rescate sea pagado y la persona permanezca todavía como prisionera. Entonces ¿Cómo puede ser argumentado que Cristo murió por todos los hombres cuando no todos son salvos? Sólo los que son realmente librados del pecado pueden ser aquellos por los cuales Cristo murió. La “redención” no puede ser “universal”, como tampoco la Iglesia romana puede ser “universal”. La redención tiene que ser particular puesto que sólo algunos son redimidos.

CAPITULO SEIS

UN ARGUMENTO BASADO EN EL SIGNIFICADO DE LA PALABRA “RECONCILIACIÓN”

ARGUMENTO # 12 Otra palabra que la Biblia usa para describir lo que Cristo obtuvo por su muerte es reconciliación; “enemigos y ahora os ha reconciliado”. (Col.1:21) La reconciliación es la restauración de la amistad entre dos partes anteriormente enemigas. En la salvación de la cual la Biblia habla, Dios es reconciliado con nosotros y nosotros somos reconciliados con Dios; estas dos cosas deben suceder. La reconciliación de una parte y de la otra son dos hechos separados, pero ambos necesarios para hacer la reconciliación completa.
Es necio sugerir que por la muerte de Cristo, Dios es ahora reconciliado con todos los hombres, pero que sólo algunos hombres están reconciliados con El. Espero que nadie sugiera que Dios y todos los hombres están reconciliados en esta manera, porque esa sería una reconciliación coja. No hay una reconciliación real a menos que ambas partes participen de ella.
El efecto de la muerte de Cristo fue reconciliar a Dios con los hombres y viceversa: “fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo” (Rom.5: 10), “el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación.” (Rom.5: 11). Así también ambas reconciliaciones se mencionan en 2 Cor. 5: 19-20; “Dios estaba reconciliando... consigo... y sed reconciliados con Dios”. Ahora, no puedo ver como es que esta doble reconciliación puede ser “reconciliada” con la idea de que la muerte de Cristo fue para todos los hombres.
Si por la muerte de Cristo, todos los hombres participan de esta doble reconciliación, entonces ¿Cómo es posible que la ira de Dios esté sobre algunos? (Jn.3: 36). Seguramente que Cristo solo pudo haber muerto por aquellos que realmente son reconciliados.

CAPITULO SIETE

UN ARGUMENTO BASADO EN EL SIGNIFICADO DE LA PALABRA “SATISFACCIÓN”

ARGUMENTO # 13 La palabra satisfacción para referirse a la muerte de Cristo, no se encuentra en la Biblia en español. No obstante el significado de la palabra (es decir, un pago completo de la deuda del deudor al acreedor) es una idea que el Nuevo Testamento usa frecuentemente, cuando se refiere a la muerte de Cristo.
En nuestro caso, los hombres son deudores a Dios porque no guardan sus mandamientos. La satisfacción necesaria para pagar nuestros pecados es la muerte: “La paga del pecado es muerte.” (Rom.6: 23) La ley de Dios es nuestro acusador al expresar la justicia divina en nuestra contra. Somos convictos como transgresores y por lo tanto merecemos morir. La salvación sólo es posible si Cristo paga nuestra deuda y así satisface la justicia de Dios. La muerte de Cristo es llamada una “ofrenda” (Ef. 5: 2) y una “propiciación” (1ª Jn. 2: 2). La palabra ofrenda significa un sacrificio expiatorio, es a saber, un sacrificio para hacer enmienda por el pecado.
Propiciación significa una ofrenda para satisfacer la justicia. Así pues, podemos usar la palabra satisfacción para abarcar toda la enseñanza bíblica acerca de significado de la muerte de Cristo.
Por lo tanto, si Cristo por su muerte ha hecho una satisfacción efectiva por alguien, entonces Dios tiene que estar completamente satisfecho con ese alguien. Dios no puede exigir, justamente, un segundo pago de ningún tipo. ¿Cómo se puede decir entonces que Cristo murió por todos los hombres y no obstante muchos viven y mueren siendo pecadores, bajo la condenación de la ley de Dios? Que contesten aquellos que puedan reconciliar estas cosas. Yo digo que sólo los que son en realidad librados de su deuda en esta vida, son aquellos por los cuales Cristo hizo satisfacción.

CAPITULO OCHO

Dos argumentos basados en el valor de la muerte de Cristo
ARGUMENTO # 14 El Nuevo Testamento habla frecuentemente del valor o mérito de la muerte de Cristo, por el cual compró y obtuvo ciertos beneficios. Por ejemplo la redención eterna fue obtenida “por su sangre” (He.9: 12); la Iglesia de Dios fue comprada “por su propia sangre” (Hch.20:28); los creyentes son llamados “pueblo adquirido” (1Pe.2:9).
Entonces Cristo por medio de su muerte compró, para aquellos por quienes murió, todas las cosas que la Biblia dice que fueron los efectos de su muerte. El valor de su muerte compró la liberación del poder del pecado y de la ira de Dios, de la muerte y del poder del diablo, de la maldición de la ley y la culpa del pecado. El valor de su muerte obtuvo la reconciliación con Dios, la paz y la redención eterna.
Estas cosas son ahora los dones gratuitos de Dios porque Cristo los compró. Si Cristo murió por todos los hombres, entonces ¿Porqué no todos los hombres reciben estos dones? ¿Acaso no tuvo suficiente valor su muerte? ¿Acaso es injusto Dios por no conceder lo que Cristo compró para nosotros? Resulta obvio que Cristo no compró estas cosas para todos los hombres, sino sólo para aquellos que verdaderamente llegan a gozar de ellas.
ARGUMENTO # 15 Hay frases frecuentemente usadas para hablar de la muerte de Cristo tales, como las siguientes: Cristo murió “por nosotros”, Cristo llevó “nuestros pecados”, etc.. El significado claro de tales frases es que Cristo en su muerte sustituyó a otros, para que fueran libres.
Si en su muerte Cristo fue un sustituto por otros, ¿Cómo pueden estos morir llevando sus propios pecados? Cristo no pudo haber sido un sustituto a favor de ellos y por lo tanto, queda claro que no pudo haber muerto por todos los hombres.
De hecho, decir que Cristo murió por todos los hombres es la manera más rápida para decir que no murió por ninguno. Porque si murió en lugar de todos y sin embargo no todos son salvos, entonces fracasó en su propósito.

CAPITULO NUEVE

UN ARGUMENTO GENERAL DE VERSÍCULOS PARTICULARES DE LA ESCRITURA

ARGUMENTO # 16 Hay un gran número de versículos bíblicos que podría usar para argumentar que Cristo no murió por los pecados de todos los hombres, he seleccionado solamente nueve y con ellos terminaré los argumentos de esta parte.
1. Gén.3: 15 Este es el primer versículo en la Biblia donde Dios indica que hay una diferencia entre el pueblo de Dios y sus enemigos. Por la “simiente de la mujer” se entiende a Cristo Jesús y a todos los creyentes en Cristo. (Esto queda claro por el hecho de que la profecía acerca de la simiente de la mujer, es cumplida en Cristo y en su pueblo). Por “la simiente de la serpiente” se entiende a todos los hombres incrédulos del mundo (Vea Juan 8: 44). Puesto que Dios prometió que existiría odio entre la simiente de la mujer y la simiente de la serpiente, resulta evidente que Cristo (la simiente de la mujer) no murió por la simiente de la serpiente.
2. Mat.7: 23 Aquí Cristo declara que hay personas las cuales El nunca conoció. No obstante, en otro texto (Jn.10: 14-17) dice que conoce a todo su pueblo. Seguramente que conoce a todos aquellos por los cuales El murió. Si hay algunos que El no conoce, El no pudo haber muerto por ellos.
3. Mat. 11: 25-27 Estas palabras dejan claro que hay algunos a los cuales Dios oculta el evangelio. Si es la voluntad del Padre que el evangelio les sea oculto, Cristo no pudo haber muerto por ellos. Debemos notar que Cristo está dando las gracias al Padre por haber hecho esta diferencia entre los hombres, una diferencia la cual muchos todavía rehusan creer.
4. Jn.10: 11, 15, 16, 27, 28 De estos versículos queda claro que:
A. Todos los hombres no son ovejas de Cristo.
B. La diferencia entre los hombres será evidente algún día.
C. Las ovejas de Cristo son identificadas como aquellas que “oyen la voz de Cristo”; los demás no la escuchan.
D. Algunos que todavía no están identificados como ovejas, ya son escogidos y llegarán a ser conocidos. “también tengo otras ovejas” (vers.16).
E. Cristo murió, no por todos, sino específicamente por sus ovejas.
F. Aquellos por quienes Cristo murió, son los que le fueron dados por el Padre. Entonces, no pudo haber muerto por los que no le fueron dados.
5. Rom.8: 32-34 En estos versículos es claro que la muerte de Cristo pertenece sólo a los elegidos de Dios y también que Cristo intercede solamente a favor de estas mismas personas.
6. Ef. 1:7 Basándonos en este versículo tenemos que decir que, si la sangre de Cristo fue derramada por todos, entonces todos deben tener la redención y el perdón. Pero es obvio que no todos tienen estos privilegios.
7. 2ª Cor. 5: 21 Así, en su muerte Cristo fue hecho pecado, para todos aquellos que son hechos la justicia de Dios en El. Si fue hecho pecado para todos los hombres, entonces ¿Porqué no son justificados todos?
8. Jn.17: 9 La intercesión de Cristo no es a favor de todos los hombres y por consiguiente tampoco su muerte lo fue. (Vea parte dos, capítulos cuatro y cinco).
9. Ef. 5: 25 Cristo ama a la Iglesia y eso es un ejemplo de como un hombre debe amar a su esposa. Pero si Cristo amó tanto a otros como a su Iglesia y murió por ellos, ¡Entonces los hombres pueden amar a otras mujeres que no sean sus esposas!
Pensaba que podría añadir otros argumentos, pero al repasar lo expresado, tengo confianza de que lo argumentado será suficiente para satisfacer a cualquiera que puede ser satisfecho; aquellos que son obstinados no estarían satisfechos aunque fuera a incluir más.
Entonces, concluyo aquí mis argumentos.

PARTE CUATRO

Argumentos a favor de la redención universal contestados
1 Respuestas a cuatro razones generales dadas con frecuencia a favor de la redención universal.
2 Una explicación preliminar de los versículos que usan la palabra “mundo”.
3 Un estudio detallado de Juan 3:16..
4 Un estudio detallado de 1 Juan 2:1-2.
5 Explicaciones breves de seis pasajes de la Escritura.
6 Explicaciones de los versículos que usan las palabras “todos los hombres” y “todo hombre”.
7 Explicaciones de los versículos que parecen sugerir que aquellos por quienes Cristo murió, pueden perecer.
8 Algunos razonamientos equivocados puestos al descubierto. 

CAPITULO UNO

Respuestas a cuatro razones generales dadas con frecuencia a favor de la redención universal
RAZÓN # 1 Existen pasajes de la Escritura que hablan de lo que Cristo realizó por medio de su muerte en términos muy generales e indefinidos. Por lo tanto, de ellos se argumenta que su muerte no pudo haber sido con un propósito particular o limitado.
Por ejemplo las Escrituras hablan de la muerte de Cristo como poseyendo un valor infinito. Se refieren a su muerte como el derramamiento de la “sangre del Señor.” (Hch.20:28). La sangre de Cristo fue una ofrenda “sin mancha” que fue ofrecida mediante “el Espíritu eterno” (He.9:14). La sangre de Cristo es descrita como “preciosa” más que oro o plata. (1 Pe.1:18-19). Puesto que la muerte del Hijo de Dios posee sin ninguna duda un valor infinito ¿No sería suficiente para todos los hombres?
No negamos que la muerte de Cristo fue de suficiente valor para redimir a todos los hombres. Nuestro punto es que las Escrituras dejan claro que la muerte de Cristo no tuvo la intención de ser un rescate para cada hombre. (Este argumento es desarrollado más detalladamente en los próximos capítulos). Algunos pudieran objetar que si Cristo no murió por todos, es en vano predicar a todos (algo que la Escritura nos manda hacer en Mat.28:19). A esto contesto:
A. Hay algunos que serán salvos de cada nación, cosa que no podría suceder a menos que el evangelio fuera predicado en todos las naciones.
B. Puesto que ahora ya no existe ningún privilegio especial para la nación judía, el evangelio debe ser predicado a todos sin distinción.
C. El llamamiento a los hombres para que crean no es en primer lugar, un llamamiento a creer que Cristo muriera por ellos en particular, sino un llamamiento a creer que no hay salvación en ningún otro, sino sólo en Jesús.
D. Los predicadores nunca saben cuales de sus oyentes son los escogidos de Dios. Por lo tanto, tienen que llamar a todos a que crean, prometiéndoles que cuantos lo hicieran serán salvos porque hay suficiente valor en el sacrificio de Cristo para salvar a cada uno que crea.
Estos puntos han de ser suficientes para dejar claro que el evangelio debe ser predicado a todos, aunque no todos serán salvos.
Nota del traductor: Sabemos que a fin de cuentas, solamente los escogidos creerán.
RAZÓN # 2 A veces las Escrituras parecen sugerir que algunos por los que Cristo murió, no llegarán a ser salvos. De esto se sugiere que Cristo muriera por todos, pero que sólo algunos logran cumplir las condiciones necesarias para recibir el beneficio.
Debemos entender que frecuentemente las Escrituras describen a personas conforme su apariencia externa, y no según su verdadero estado interior. Por ejemplo, en Mateo 27 Jerusalén es llamada “la santa ciudad”. Pero de eso no podemos concluir que Jerusalén era realmente santa.
En una forma semejante, a veces las Escrituras describen a algunos como “santos”, “santificados” o aún como “escogidos” porque tienen una relación externa con la comunidad de los creyentes. Pablo dijo respecto a los creyentes en Filipos: “Como me es justo sentir esto de todos vosotros” (Fil.1:7). De esto no podemos concluir que todos aquellos a quienes Pablo escribió, fueran realmente creyentes.
Pablo los estaba juzgando de acuerdo al conocimiento humano que de ellos tenía. Entonces si algunos de ellos apostataron, no podemos decir que fue la intención divina salvarlos a todos, pero que sólo algunos perseveraron. Cualquiera que llega a apostatar nunca fue un creyente verdadero, a pesar de que diera por algún tiempo la apariencia externa de serlo. (Este argumento se desarrolla más en el capítulo 7).
RAZÓN # 3 A veces las Escrituras parecen indicar que la salvación es ofrecida en forma general a todos, a condición de que crean.
Así, algunos concluyen que Cristo debió haber muerto por todos. Es cierto que la fe y la salvación siempre están vinculadas en las Escrituras. El que crea será salvo. Esto significa solamente, que todos los creyentes ciertamente serán salvos. No puede significar que Dios tenga la intención de salvar a todos a condición de que crean, porque:
A. No es un hecho que Dios ofrece la vida eterna a todos los hombres. La gran mayoría de la raza humana ha muerto sin haber escuchado jamás el evangelio.
B. Los mandamientos generales de Dios, no nos indican cuales sean sus intenciones particulares. En general, es un mandamiento que todos los hombres deben obedecerle. Pero por ejemplo, en el caso particular de Faraón, las intenciones divinas fueron diferentes de sus mandamientos, porque Dios endureció el corazón de faraón (Ex.4:21), al mismo tiempo que le ordenaba la obediencia.
C. La promesa del evangelio señala una conexión inquebrantable entre la fe y la salvación. Pero esto no puede significar que Dios tenga la intención de que todos se arrepientan y crean, porque en tal caso ¿Cuál sería el propósito de la elección divina? Si Dios tenía la intención de salvar a todos ¿Porqué escogió sólo a algunos?
Y aún más, si tenía la intención de salvar a todos ¿Porqué ha fracasado en llevar a cabo su intención? (No tiene caso sugerir que fracasó porque los hombres no creyeron; El debió conocer de antemano que no creerían; entonces ¿Porqué se propuso lo que El sabía que no cumpliría?)
También, el hecho de que los creyentes y los incrédulos viven juntos en el mundo, y el predicador no puede decir con plena certidumbre quienes son y quienes no son los elegidos de Dios, significa que es necesario predicar en términos generales a todos. Esto no significa que las promesas del evangelio son hechas en forma general a todos, sino solamente que son declaradas en forma general a todos.
Puesto que Cristo es recibido sólo por la fe, y puesto que la fe es el don de Dios concedido a los que El quiere, está claro que Dios no tiene la intención de salvar a ninguno a quien El no otorga la fe.
RAZÓN # 4 Algunos protestan que si Cristo no murió por todos los hombres, entonces las exhortaciones bíblicas a que todos crean son sin valor.
Es necesario entender que la fe de la cual las Escrituras nos hablan tiene diferentes etapas de crecimiento y un desarrollo lógico.
No debemos pensar que las exhortaciones bíblicas a que todos crean, exigen que cada uno crea que Cristo murió por él en particular.
Hay otras cosas que han de ser creídas las cuales todos los hombres pueden recibir. A nadie se ordena creer algo en lo cual no tiene evidencia suficiente. Por ejemplo:
A. La primera cosa que los hombres deben creer es que no pueden salvarse a sí mismos, porque son pecadores. Cada hombre tiene esta evidencia en sí mismo, como Pablo lo demuestra en Romanos, capítulos 1, 2 y 3. Sin embargo, hay muchos que no llegarán a creer ni siquiera esto, aunque tienen bastante evidencia para ello.
B. El evangelio llama a los pecadores a que crean que Dios ha provisto un camino de salvación en Cristo Jesús. Aunque millones han escuchado acerca de esto, se niegan a creerlo, aún cuando tienen bastante evidencia de ello.
C. El evangelio llama a los pecadores a que crean que no hay otro salvador de los hombres más que Cristo Jesús. Esto fue lo que los judíos rehusaron creer, llamándole a Cristo “un enemigo de Dios”.
Estos llamamientos generales no están basados en el hecho de que Cristo murió por todos, sino que están basados en verdades que son evidentes a todos. Es solamente después de pasar por estos actos de fe, que alguien es llamado a creer que Cristo murió por él en particular. Ha sido señalado por algunos que el credo apostólico (aquél viejo resumen de la religión cristiana) pone hasta el final “el perdón del pecado y la vida eterna” entre las cosas que han de ser creídas; es a saber, antes de llegar a ese punto hay otras cosas que deben ser creídas previamente. Volveremos a este argumento en el capítulo ocho.

CAPITULO DOS

UNA EXPLICACIÓN PRELIMINAR DE LOS VERSÍCULOS QUE USAN LA PALABRA “MUNDO”

En un sentido soy renuente a mencionar cualquier pasaje de la Escritura, que ha sido usado para apoyar la idea de que Cristo murió por todos los hombres. Esto no es debido a que tales versículos sean difíciles de explicar, sino sólo porque no estoy dispuesto a mencionar una falsedad. Pero supongo que la mayoría de estos versículos ya habrán sido traídos a la atención de mis lectores, por aquellos que sostienen dicho error. Entonces ahora procedo a darles respuestas con las cuales pueden contestar.
No sean arrastrados por el mero sonido de las palabras. Siempre recuerden lo que es la línea general de la enseñanza bíblica y nunca interpreten un versículo en forma contraria a la dirección del resto de la Escritura. Por ejemplo, podemos demostrar que la palabra “mundo” tiene que significar lo que los versículos en su contexto señalan. Hay cinco usos diferentes de la palabra “mundo”:
1. El universo material o la tierra habitable. Job 34: 13; Mat.13: 38; Hch. 17: 24; Ef. 1: 4 y muchos otros textos.
2. La gente del mundo, como: Todos sin excepción; Rom. 3:6
Todos sin diferencia; Juan 7:4.
Muchos hombres; Mat. 18:7
La mayoría de los hombres; Rom. 1:8
El Imperio Romano; Luc. 2:1
Hombres buenos; (creyentes) Juan 6:33
Hombres malos; (incrédulos) Juan 14:17, y muchos otros textos.
3. El mundo como un sistema corrupto; Gál. 6:14 y muchos otros textos.
4. El estado humano; Juan 18:36 y muchos otros textos.
5. El reino de satanás; Juan 14:30 y muchos otros textos.
Algunos pudieran objetar que el “mundo” siempre debería tener el mismo significado en cualquier texto de la Escritura. Yo contesto que eso no puede ser correcto porque hay algunos textos que dan diferentes significados a la misma palabra, en una misma declaración.
Por ejemplo, en Mateo 8: 22 “muertos”, significa primero los que están espiritualmente muertos y, segundo los que están físicamente muertos. En Juan 1: 10 la palabra mundo significa: PRIMERO la tierra habitable (de Palestina), SEGUNDO el planeta y TERCERO, algunos hombres sobre la tierra.
Puesto que la palabra “mundo” es usada a veces con un significado que es menos que todos los hombres, entonces no puede ser argumentado que siempre tiene que significar todos los hombres sin excepción. Hay varios textos en donde la palabra mundo claramente significa menos que todos los hombres:
Lucas 2: 1 “todo el mundo”. Esto claramente significa el Imperio Romano, y no puede significar literalmente, cada persona en el mundo.
Juan 1: 10 “El mundo no le conoció”. Pero algunos hombres creyeron en El. Por lo tanto “el mundo” no se puede referir a todos.
Juan 8: 26 “Esto hablo al mundo”. Pero solamente algunos judíos le escucharon; entonces “mundo” no puede significar todos.
Jn.12: 19 “El mundo se va tras El”. Esto sólo puede referirse a que algunos de la nación judía iban tras El y esto no significa todos.
1 Jn.5: 19 “El mundo entero está bajo el maligno”. Pero hay muchos creyentes verdaderos en el mundo que evidentemente no están bajo el poder del maligno, entonces, una vez más, mundo no significa todos.
Entonces, si la palabra “mundo” comúnmente significa sólo algunos hombres en el mundo, no veo ninguna razón por la cual la palabra debiera significar otra cosa en los textos donde es usada en relación con la salvación.
Ahora comentaremos sobre algunos textos que usan la palabra mundo, tales como; Jn. 1: 29, 3: 16, 4: 42, 6: 51; 2 Cor. 5: 19 y 1ª Jn. 2: 2.
Usando tales versículos algunos argumentan:
1. Que el mundo contiene todos y cada uno de los hombres.
2. Se dice que Cristo murió por el mundo.
3. Por lo tanto, Cristo murió por todos y cada uno de los hombres.
Este razonamiento es defectuoso porque la palabra “mundo” está siendo usada en dos sentidos diferentes. En la primera declaración “mundo” significa el planeta tierra. En la segunda declaración, la palabra es usada para referirse a la gente del mundo. No hay ningún significado común entre estas dos declaraciones. Así pues, la conclusión obtenida debe ser falsa (a menos que uno quisiera comprobar que Cristo murió por el planeta tierra).
Algunos han tratado de plantear el mismo argumento en la siguiente manera:
1. En algunos textos en la Escritura “mundo” significa todos y cada uno de los hombres.
2. La Escritura dice que Cristo murió por todo el mundo.
3. Por lo tanto Cristo murió por todos y cada uno de los hombres.
Este argumento también es defectuoso porque no se puede deducir una conclusión universal cuando la primera declaración se refiere a un uso limitado de la palabra mundo (en algunos textos). También debo insistir en señalar que hay muchos textos en donde la muerte de Cristo esta relacionada exclusivamente con “su Iglesia” y “sus ovejas”.
Entonces otra vez algunos replantean el mismo argumento como sigue:
1. En algunos textos en la Escritura “mundo” significa todos y cada uno de los hombres.
2. En algunos textos, la Escritura dice que Cristo murió por todo el mundo.
3. Por lo tanto Cristo murió por todos y cada uno de los hombres.
Que este argumento es ridículo, debería ser obvio a cualquiera. Para comprobarlo tendrían que demostrar que los “algunos textos” de la primera declaración, son los mismos de la segunda declaración. Si no se puede hacer tal demostración, el argumento no comprueba nada. De todas formas, una conclusión universal no puede ser deducida de una declaración limitada, como ya vimos antes.
Así pues en una forma preliminar, creo que hemos puesto al descubierto los errores de los argumentos basados en el uso de la palabra “mundo”. Me atrevo a decir que probablemente, nunca antes han sido producidos argumentos más débiles en defensa de una causa tan trascendente, por hombres pensantes. Pero ahora dejando a un lado los argumentos, pasamos a las Escrituras mismas.

CAPITULO TRES

UN ESTUDIO DETALLADO DE JUAN 3:16

Este versículo es usado frecuentemente para enseñar que: “amó”
1. Dios tiene un deseo general para el bien de todos. “mundo”
2. Se refiere a toda la raza humana de todas las edades y los tiempos. “que ha dado”
3. Dios dió a su Hijo para morir, sin asegurar la salvación de ninguno en particular. “todo aquél”
4. Cualquiera que tenga tendencia natural a creer. “tenga” =
5. Pueda así obtener la vida eterna.
En contraste con esto, nosotros creemos que este versículo enseña que: “amó”
1. Dios amó con un amor especial y supremo que determinó. “mundo”
2. Su propio pueblo, de toda lengua, raza y nación, sería salvo. “que ha dado”
3. La designación del Hijo para que sea el salvador todo suficiente y completo. “todo aquél” 
4. La certidumbre para todos los creyentes, quienquiera que sean. “tenga”
5. Efectivamente tendrán todas las cosas gloriosas que Dios ha preparado para ellos.
Aquí hay tres cosas que se deben estudiar cuidadosamente:
PRIMERO, el amor de Dios;
SEGUNDO, el objeto del amor divino que aquí se identifica como “el mundo”;
TERCERO, el propósito del amor divino: que los creyentes “no se pierdan”.
1. Es importante que entendamos que no se puede pensar que haya alguna imperfección en Dios. La obra de Dios es perfecta. Pero si afirmamos que Dios tiene un deseo natural para la salvación de todos los hombres, entonces su fracaso al no salvar a todos los hombres significaría una debilidad y un anhelo no satisfecho en Dios.
Tampoco la Escritura afirma en ningún lugar que Dios esté inclinado naturalmente para beneficiar a todos. Al contrario, es evidente que Dios es libre para tener misericordia de los que El quiere tener misericordia. Su amor es un acto libre de su propia voluntad, no es una emoción producida en El por nuestro estado de miseria.
(Si la miseria fuera la causa que diera origen al deseo divino de aliviar, entonces Dios debiera tener misericordia de los demonios y de los condenados).
El amor del cual este versículo nos habla es un amor especial y soberano dirigido particularmente hacia los creyentes. Las palabras “de tal manera” y “para que... no se pierda” enfatizan la naturaleza especial de este amor y su claro propósito de salvar a los creyentes de la perdición. Por lo tanto este amor no puede ser un afecto común hacia todos, algunos de los cuales perecen.
Otros versículos concuerdan con que este amor divino es un amor soberano dirigido especialmente hacia los creyentes, por ejemplo Rom.5: 8 y 1Juan 4: 9-10. El lenguaje enfático de estos versículos no puede referirse a una inclinación natural para el bien de todos. Está claro que Dios quiere el bien de todos aquellos que El ama.
De esto se deduce que Dios ama sólo a aquellos que reciben ese bien. El mismo amor que le motivó a dar a Cristo, le motiva a dar también todas las demás cosas necesarias. “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿Cómo no nos dará junto con él todas las cosas?” (Rom.8:32) Así pues, este amor especial de Dios sólo puede pertenecer a aquellos a quienes la gracia y la gloria son otorgados. Ahora lector cristiano, usted debe juzgar;
¿Es posible que el amor divino que entregó al Hijo, sea un amor general intentado hacia todos? ¿No sería más bien un amor especial dirigido hacia los creyentes elegidos?
2. Debemos examinar cual sea el objeto del amor divino que aquí se denomina “el mundo”. Algunos dicen que esto debe significar todos los hombres sin excepción. Nunca he podido ver como podría tener este significado.
Ya hemos demostrado que la palabra “mundo” es usada con diferentes significados en la Escritura. El amor mencionado al principio de Juan 3:16 y el propósito señalado al fin del versículo, no pueden ser armonizados con el significado que algunos tratan de darle a la palabra “mundo” que aparece a la mitad del versículo, es decir todos los hombres sin excepción.
Por nuestra parte la palabra “mundo” debe ser entendida como todos los elegidos de Dios esparcidos por todo el mundo. Los beneficios especiales de Dios ya no están limitados solamente a los judíos.
El sentido es “que de tal manera amó Dios a sus elegidos esparcidos por todo el mundo, que dió a su Hijo con la intención de que por medio de El todos ellos fuesen salvos”. Hay varias razones que apoyan este punto de vista.
Como ya hemos visto, el amor de Dios no puede ser extendido a todos y cada uno de los hombres. En este versículo el “mundo” tiene que ser cualquier mundo que en realidad recibe la vida eterna. Esto es confirmado por el siguiente versículo -Juan 3:17 en donde se afirma que el propósito de Dios al enviar a su Hijo fue “para que el mundo sea salvo por él”. Si la palabra “mundo” aquí significa algo más que los creyentes elegidos, entonces Dios ha fracasado en su propósito; no nos atrevemos a afirmar tal cosa.
No es poco común usar las palabras “mundo”, “toda carne”, “todas las naciones”, “todas las familias de la tierra”, etc. para referirse al pueblo creyente de Dios. Por ejemplo: en Jn. 4:42, se afirma que Cristo es el “Salvador del mundo”. Un salvador de hombres que no se salvan, es una contradicción de términos. Entonces aquellos que aquí son llamados el “mundo” tienen que ser sólo los que son salvos.
Hay varias razones por las cuales los creyentes son llamados “el mundo”: Para distinguirlos de los ángeles; para rechazar a los judíos que se jactaban de ser ellos el único pueblo escogido por Dios.
Para enseñar la distinción entre el antiguo pacto hecho con una sola nación y el nuevo pacto por el cual personas de todas partes del mundo llegarían a ser obedientes a Cristo. Para mostrar la condición natural de los creyentes antes de su conversión, como pertenecientes al mundo.
Si algunos todavía insisten en que la palabra “mundo” aquí, significa que cada hombre sin excepción es objeto del amor divino, entonces ¿Porqué Dios no ha revelado a Cristo a estos así amados?
¡Que extraño! Que Dios entregara a su Hijo por ellos y nunca les dijera nada al respecto; millones nunca han escuchado el evangelio.
¿Cómo podemos decir que Dios ama a cada hombre cuando en su providencia este amor no ha sido dado a conocer a cada hombre?
Finalmente, la palabra “mundo” no puede significar todos y cada uno de los hombres a menos que usted esté dispuesto a aceptar lo siguiente:
A. Que Dios ama a muchos en vano, puesto que perecen.
B. Que Cristo fue entregado a favor de millones los cuales nunca le conocieron.
C. Que Cristo fue entregado en favor de millones que no pueden creer en El.
D. Que Dios cambia en su amor al abandonar a los que perecen. (o de otra manera ¿Sigue amándolos en el infierno?)
E. Que Dios falla al no darles todas las cosas a todos aquellos a quienes Cristo fue dado.
F. Que Dios no sabe de antemano quienes creerán y serán salvos.
No podemos admitir tales absurdos. El “mundo” sólo puede significar aquellas personas esparcidas a través del mundo, que son los elegidos de Dios.
Nota del traductor: Para los judíos la palabra mundo era usada generalmente para referirse a los gentiles, como puede verse en Romanos 11: 11-12.
3. La manera en la cual los elegidos de Dios llegan a tener la vida eterna es por medio de creer, “todo aquél que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna.” (Jn.3: 16)
Si se argumenta que Cristo murió por todos los hombres y sin embargo solamente los creyentes serán salvos, entonces ¿Qué hace la diferencia entre creyentes e incrédulos? No puede ser que los hombres mismos sean quienes hacen la diferencia, (vea 1ª Cor. 4:7)
Entonces, Dios hace la diferencia. Pero si Dios hace la diferencia entre los hombres ¿Cómo pudo haber dado a Cristo a favor de todos?
Este versículo (Jn.3:16) declara la intención divina de que los creyentes sean salvos. De aquí se sigue que Dios no dió a su Hijo para los incrédulos. ¿Cómo pudo haber dado a su Hijo por aquellos a quienes no les dió la gracia de creer?
Ahora, que el lector evalúe todas estas cosas y especialmente la primera, el amor de Dios. ¿Es posible que sea un afecto general hacia todos, el cual puede tolerar la perdición de muchos de los así amados? Por otro lado ¿No es mejor entender este amor como aquél único y especial amor del Padre hacia sus hijos creyentes, el cual asegura su futuro?
Entonces, usted tiene la respuesta acerca de si la Escritura enseña que Cristo murió como un rescate general (sin eficacia respecto a muchos por los cuales fue pagado) o como una redención particular gloriosamente eficaz para cada creyente. Recuerde que Juan 3:16 es usado frecuentemente para apoyar la idea de que Cristo murió por cada hombre, algo que es completamente inconsistente con la enseñanza del texto , como ya he demostrado.

CAPITULO CUATRO

UN ESTUDIO DETALLADO DE 1 JUAN 2:1-2

Este es otro versículo citado frecuentemente por los que dicen que Cristo murió por todos y cada uno de los hombres. Afirman que la frase “todo el mundo” debe significar “todas las gentes en el mundo”; y que la otra frase contrastante “no solamente por los nuestros”, incluye intencionalmente a todos y cada uno de los hombres, además de los creyentes.
Yo podría contestar en breve diciendo que en otros textos “el mundo” significa “personas que viven en el mundo” y por lo tanto, esto no significa más que “personas esparcidas en el mundo” No ayuda a la causa de la redención universal sugerir que “todo aquél” signifique cualquiera en sentido indefinido. La forma de la palabras griegas es literalmente “cada creyente”.
Como lo indica Apoc. 5:9). Pero puesto que este versículo es usado tanto por los opositores, voy a dar un estudio más detallado usando cuatro preguntas:
1. ¿A quién escribió el apóstol Juan? Aunque es cierto que las Escrituras son para toda la iglesia, no obstante muchas partes de ella fueron escritas para un pueblo especial. Tales Escrituras deben ser entendidas a la luz de este hecho. Entonces notemos lo siguiente:
A. Juan fue en especial un apóstol a los judíos. (Gál.2:9)
B. Juan escribe a los que habían escuchado previamente la palabra de Dios (1Jn.2:7). Sabemos que la palabra de Dios fue a los judíos primero.
C. El contraste que Juan hace entre “nosotros” y “el mundo” deja claro que él escribió a aquellos que fueron igual como él, judíos.
D. Juan advierte frecuentemente contra los maestros falsos. Por ejemplo, en 1Jn.2:19 escribe acerca de los que “salieron de nosotros” y es evidente que escribe a sus hermanos judíos.
Recuerden como los judíos odiaban a los gentiles y como sostenían la opinión de que solamente su nación era el pueblo de Dios. ¿Qué podría ser más natural que el énfasis que Juan hace sobre la muerte de Cristo no sólo por los creyentes judíos, sino también por los creyentes de todo el mundo? Tenemos otra Escritura que expresa el mismo sentir en Jn.11:52. Está claro que Juan se preocupaba por evitar que los creyentes judíos cayeran en el error de suponer que solamente los judíos podían ser cristianos. Juan insiste en que también hay creyentes gentiles esparcidos por el mundo. La doctrina de que Cristo murió por todos los hombres, no está aquí.
2. ¿Porqué escribió Juan? Escribió para dar consuelo a los creyentes que estaban preocupados por sus pecados, diciéndoles que no debían desesperarse. “Si alguno hubiese pecado.” (1ª Juan 2:1).
De este texto notemos lo siguiente:
A. Solamente los creyentes pueden ser consolados con tener a Cristo como abogado.
B. Solamente los creyentes pueden ser consolados; los incrédulos están bajo la ira de Dios.
C. Juan describe a los creyentes como “hijitos... cuyos pecados han sido perdonados” (1ª Jn.2:12).
En otras palabras, lo que Juan escribe tiene aplicación sólo a los creyentes. ¿Cómo puede ser un consuelo para los creyentes decirles que Cristo murió por todos y cada uno de los hombres, muchos de los cuales no serán salvos? Este versículo no da ningún consuelo a menos que se entienda su significado, que Cristo es el Salvador de los creyentes en todas partes del mundo.
3. ¿Cuál es el significado de la palabra “propiciación”? La palabra griega que es traducida aquí como “propiciación” está relacionada con la palabra traducida como “propiciatorio” en Hebreos 9:5.
Este uso nos da un entendimiento del significado de la palabra. El “propiciatorio” fue como una superficie plana de oro que cubría el Arca, en la cual estaban las tablas de la ley. (Ex.25:17-22) La ley, la cual acusaba a los hombres de ser pecadores, se ocultaba debajo del “propiciatorio”. Esto fue una figura de la manera como Cristo por su muerte ocultó la ley de Dios, para que no pueda acusar a los que creen en El. Jesús es “la propiciación” (propiciatorio) para los creyentes.
¿Se puede decir que en realidad Cristo ha librado a todos y cada uno de los hombres de ser condenados como pecadores? ¿Se puede discutir seriamente que Cristo es la propiciación para todo el mundo en este sentido?
4. ¿Cuál es el significado de la frase “todo el mundo”? Esta frase ocurre varias veces en el Nuevo Testamento y frecuentemente no significa todos y cada uno de los hombres. Por ejemplo: Lucas 2: 1 Pero solamente el Imperio Romano fue empadronado. Rom.1: 8 Pero en muchas partes del mundo no habían escuchado de la Iglesia de Roma en aquel entonces. Col.1: 6 Pero en muchas partes del mundo aún no habían recibido el evangelio.
Apoc.3:10 Todo el mundo sufrirá, pero eso no significa cada uno, porque algunos serán guardados de ello.
En estos y en otros textos, “todo el mundo” no significa más que muchas personas en forma indefinida.
También algunas otras Escrituras utilizan la frase “toda carne” la cual no significa más que, toda clase de personas, como por ejemplo: Sal.98:3; Joel 2:28; Hechos 2:17 Efectivamente, en algunos casos la palabra “todo el mundo” significa todos con la excepción de los creyentes, por ejemplo: 1 Juan 5: 19; Apoc.12: 9.
De estos ejemplos está claro que no es necesario entender la frase “todo el mundo” en una forma universal. El significado no necesita ser más de lo que el contexto de la frase permite.
Concluyo que este pasaje (1 Jn. 2: 1-2) se refiere a la obra de Cristo en favor de todos los creyentes, tanto judíos como gentiles. El texto realmente dice que El es la propiciación para ellos. Nadie argumenta en serio que todos los hombres en todo lugar sean realmente salvos por Cristo. Tampoco ayudaría sugerir que Cristo es una propiciación “suficiente” para todos y cada uno de los hombres. Jacob no  habría sido consolado con el mero hecho de escuchar que había “suficiente” maíz en Egipto. Se habría muerto de hambre si dicho maíz no hubiera llegado a pertenecerle. Así pues Cristo es una consolación sólo para aquellos que son realmente salvos, de todas partes del mundo.

CAPITULO CINCO

EXPLICACIONES BREVES DE SEIS PASAJES DE LA ESCRITURA

Algunas otras Escrituras frecuentemente citadas para sugerir que Cristo murió por todos los hombres, son las siguientes:
1. Juan 1:9 Este versículo puede traducirse mejor como sigue: “Aquel era la luz verdadera, la cual viniendo al mundo, alumbra a todo hombre” (Vea también Jn.3: 19 y 12: 46). En otras palabras, la venida de Cristo al mundo ha tenido un efecto iluminador sobre los hombres; cualquiera que tenga un poco de luz, la tiene de Cristo. Este texto es muy débil como para formar la base de un argumento en favor de la redención universal.
2. Juan 1:29 Que Cristo quita el pecado de todo el mundo en términos generales, es cierto. Pero que Cristo quita el pecado de todos y cada uno de los hombres no es cierto, ni en este versículo ni en nuestra experiencia.
3. Juan 3:17 Esto no puede significar que Cristo murió por todos los hombres porque:
A. Porque todos los hombres no son salvos.
B. Porque muchos hombres ya habían sido condenados antes de que El viniera (es decir, ya estaban en el infierno).
C. Porque Cristo fue puesto para caída de muchos (Luc.2:34).
D. Porque la meta de la venida de Cristo no pudo haber sido diferente del propósito de Dios, el cual incluyó la condenación de algunos a causa de sus pecados. ¿Envió el Padre a su Hijo a morir por tales? El mundo salvado aquí, en el propósito de Dios, es el “mundo” de todo el pueblo de Dios.
4. Juan 4:42 y 1Juan 4:14 Entendemos que Cristo es llamado el salvador del mundo en el siguiente sentido:
A. No hay ningún otro salvador para este mundo.
B. Solamente Cristo salva a todos los que son salvos de cualquier parte del mundo. Obviamente no puede ser llamado el salvador del mundo porque salve a todos, porque no ha hecho tal cosa.
5. Juan 6: 51 El hecho de que “el mundo” en este texto no significa todos y cada uno, debiera ser tan claro como la luz del día. Este versículo dice que Cristo ha dado su vida con el fin de que otros tengan vida. ¿Podemos realmente suponer que todos los hombres de todo el mundo poseen esta vida? ¿Tienen esta vida los que ya han sido condenados? Si el mundo aquí significara todos y cada uno de los hombres, entonces tendríamos que contestar afirmativamente a estas dos preguntas.
6. 2 Cor. 5: 19 Una vez más aquí tenemos que interpretar el significado de la palabra “mundo” dentro de su contexto. Los que son llamados “el mundo” en el versículo 19 y llamados “nosotros” en los versículos 18 y 21. Las cosas explicadas en estos versículos son solo verdad respecto a los creyentes. El “mundo” aquí significa sólo aquellos cuyos pecados son perdonados.
Si “el mundo” es aquí interpretado para referirse a cada hombre en el mundo, entonces ¿Porqué no son reconciliados con Dios todos los hombres? El texto no dice que Dios reconciliará a todos bajo ciertas condiciones, sino dice que ya los ha reconciliado.

CAPITULO SEIS

UNA EXPLICACIÓN DE LOS VERSÍCULOS QUE USAN LAS PALABRAS “TODOS LOS HOMBRES”, “TODO HOMBRE”

PRIMERO, hay algunas cosas generales que debemos aclarar acerca del uso de la palabra “todo”. En su uso normal esta palabra tiene dos significados. La palabra puede significar “el número total de un grupo” o “los de cada tipo o clase”. Yo afirmo que en las Escrituras, solamente una de cada diez ejemplos en que la palabra aparece, significa “el número total de un grupo”. El uso más común es para significar “los de cada tipo o clase” por ejemplo:
Lucas 11:42 “diezmáis toda hortaliza” Esto ha sido traducido correctamente en algunas versiones como “toda clase de hortaliza”.
Juan 12:32 “a todos traeré a mí mismo” Obviamente la raza humana entera no es traída a Cristo. “Todos” en este texto sólo puede significar, “hombres de cada tipo o clase”.*
Hechos 2:17 “Derramaré mi Espíritu sobre toda carne” Resulta obvio que el Espíritu Santo no es derramado sobre toda la raza humana. “Toda carne” sólo puede significar “personas de toda clase” y no solamente judíos.
Nota del traductor: En este caso probablemente signifique “todos los elegidos”. (Vea Juan 6: 37, 39, 40)
Hechos 10:12 “en el cual había de todos los animales” todos los animales, sólo puede significar “animales de toda clase”.
De estos ejemplos (podríamos citar muchos otros) podemos sacar tres conclusiones:
a. La palabra “todos” a menudo significa “algunos de cada clase”.
b. La palabra “todos” puede significar “cada uno de una clase en particular”. En Romanos 5:18 “todos los hombres” evidentemente se refiere a “todos los hombres justificados” o “todos los creyentes”.
c. Cuando el Antiguo Testamento profetiza que “todas las naciones” serán convertidas, el Nuevo Testamento enseña que eso significa, “los elegidos de Dios de todas las naciones”.
Después de estas observaciones generales, a continuación explicaré varios pasajes particulares de la Escritura, los cuales son frecuentemente usados por aquellos que desean argumentar que Cristo murió por toda la raza humana.
1. Por ejemplo, el más citado de estos pasajes es 1 Tim.2:4-6, de este pasaje es argumentado que: Si Dios quiere que todos los hombres sean salvados, entonces Cristo debió morir por todos los hombres. Pero, lo que aquí se dice es que Dios quiere que todos los hombres sean salvados, por lo tanto Cristo debió haber muerto por todos los hombres.
Aquí nos encontramos con esta palabra ambigua “todos”. Si la palabra significa “hombres de cada clase” entonces, admitimos que el argumento es correcto. Pero si la palabra significa “toda la raza humana”, entonces negamos que Dios quiera que toda la raza humana sea salva.
La voluntad de Dios debe ser entendida en dos maneras:
A. Hay Su Propósito Para Nosotros: Lo Que El Quiere Que Los Hombres Hagan.
B. Hay el propósito suyo - lo que El hará.
Ahora, si interpretamos este versículo para significar lo que Dios quiere que los hombres hagan, entonces el apóstol está diciendo, que Dios quiere que toda la raza humana use los medios correctos para llegar a la salvación. Pero una proporción enorme de la raza humana ha vivido y ha muerto sin ningún conocimiento de esto. La Providencia Divina no ha hecho llegar los medios de gracia a ellos.
Entonces “todos los hombres” puede significar en el mejor de los casos “todos los hombres que han escuchado el evangelio”. No es posible que signifique toda la raza humana.
Por otra parte, si interpretamos la voluntad de Dios aquí, como aquello que El se ha propuesto hacer, entonces tenemos que decir que esto tiene que ser llevado a cabo. Dios hace todo lo que quiere (Sal.115:3). Si “todos los hombres” significa toda la raza humana, entonces todos serán salvos. (Si no, entonces Dios ha fracasado en su propósito).
Interpretamos la voluntad de Dios aquí, como “aquello que El ha propuesto hacer” y por lo tanto algo que tiene que ser realizado.
Entonces preguntamos: ¿Qué significado puede tener “todos los hombres”?, puesto que está claro que no todos los hombres son salvos. Al decir “todos los hombres” Pablo se refiere a todas las clases de hombres que viven en estos días de la predicación del evangelio. Los medios de gracia y los límites de la Iglesia se están extendiendo a todas partes del mundo. Por lo tanto oramos por todas las clases de personas (Vea versículos 1 y 2 “por los reyes y todos los que están en eminencia”) porque ahora el Señor salvará a toda clase de personas y no solamente a los judíos.
Nótese que aquí se dicen dos cosas:
A. Que Dios quiere que algunos de todas las clases de hombres sean salvos y que vengan al Conocimiento De La Verdad.
B. De las siguientes Escrituras queda claro que no es la voluntad de Dios que toda la raza humana venga al conocimiento de la verdad: Sal. 147: 19-20, Mat.11: 25-26, Hech.14: 16, Col.1:26 y Hech.17: 30.
Por todas estas razones, negamos que “todos los hombres” en este texto significa toda la raza humana. Solo puede significar que algunos hombres de todas clases, son redimidos por Cristo (Vea el versículo 6). Y esto concuerda con lo que es declarado en Apocalipsis 5:9, “nos has redimido para Dios con tu sangre, de todo linaje y lengua y pueblo y nación”.
2. Ahora llegamos a otra Escritura que es citada frecuentemente para apoyar una redención universal: 2 Pedro 3:9.
De este versículo se dice:
A. Que Dios no quiere que ninguno perezca.
B. Que Dios quiere que todos procedan al arrepentimiento.
C. Puesto que es sólo por la muerte de Cristo que los hombres llegan a arrepentirse, entonces Cristo debió haber muerto por todos.
No necesitamos hacer uso de muchas palabras para contestar esto.
El apóstol está hablando aquí de “nosotros”. ¿A quién se refiere la palabra “nosotros”? Del contexto de la epístola contestamos que son:
A. Los que reciben las preciosas y grandísimas promesas; Cap.1: 4.
B. Los que son llamados “carísimos”; Cap.3: 1.
C. Los que son distinguidos de los burladores; Cap. 3: 3.
D. Los que son llamados en su primera epístola “elegidos”; Cap. 1: 2.
E. Los que son llamados en su primera epístola “pueblo adquirido”; Cap. 2: 9.
Argumentar simultáneamente que el Señor no quiere que ninguno de los de esta clase perezcan, y que por lo tanto quiere que cada hombre se arrepienta, resulta una incongruencia. Este versículo significa claramente que Dios no quiere que ninguno de sus elegidos perezcan.
3. La próxima Escritura que examinaremos es Hebreos 2:9. Aquí se dice que Cristo “gustó la muerte por todos”. En el contexto se indica a quien se refiere la palabra “todos”, es decir son:
A. “Muchos hijos” (2:10).
B. “Los santificados” (2:11).
C. “Sus hermanos” (2:11).
D. “Los hijos que Dios le dió” (2:13).
E. “Los que son librados” (2:15).
Es por cada uno de éstos que Cristo gustó la muerte. Puesto que ninguna de estas descripciones tiene aplicación a los que permanecen en la incredulidad, “todos” no puede significar toda la raza humana.
4. 2 Cor.5: 14-15 Este texto es interpretado por algunos significando que Cristo murió por todos los que estaban muertos. Pero el apóstol simplemente dice que todos aquellos por quienes Cristo murió, estaban muertos y ahora viven en El. Los creyentes, y solo ellos, son quienes están en su mente en este pasaje. El texto dice que Cristo murió y resucitó por ellos.
Cuando el apóstol se refiere a los que “estaban muertos” no se refiere a la muerte espiritual que por naturaleza es la condición de todos los hombres. La intención del apóstol es enseñar que todos por quienes Cristo murió, están ahora muertos al pecado y vivos para Dios. (Vea Rom.6:6-11).
No hay nada aquí acerca de la redención universal, sino más enseñanza acerca de como la muerte de Cristo resulta en que personas específicas viven una vida santa.
5. 1 Cor.15:22 Este versículo no puede ser usado para comprobar que Cristo murió por todos los hombres. Esto queda evidente por el hecho de que Pablo dice en el versículo 23 que los “todos” que serán vivificados son los que “pertenecen a Cristo en su venida” y en el versículo 20 que son aquellos de los que Cristo es “las primicias”. Ciertamente esto no se refiere a todos los hombres. El apóstol habla aquí de los creyentes, los cuales todos murieron en Cristo y en El serán vivificados.
6. Romanos 5:18 Este versículo ha sido muy usado por algunos para apoyar la idea de que la muerte de Cristo trae vida a todos los hombres. Podemos contestar en breve, que “todos los hombres” en la segunda mitad del versículo sólo puede significar, aquellos a quienes el don gratuito llega realmente a pertenecerles. Estos son descritos en el versículo 17 como los que “reciben la abundancia de la gracia, el don de la justicia, los que reinarán en vida por Jesucristo”; en el versículo 19 se describen como los que son “constituidos justos”. No se puede decir nada de esto sobre la totalidad de la raza humana.
Puesto que este versículo es citado tanto por los oponentes, estudiaremos el pasaje en forma más detallada. El versículo 14 dice que entre Cristo y Adán existe una similitud. Algunas cosas que Cristo hizo son parecidas a otras que Adán hizo. (Sin embargo, Pablo indica que hay muchas diferencias entre Adán y Cristo, vea los versículos 15,16 y 17. De esto podemos ver, que no debemos ir demasiado lejos en la comparación de ambos). La comparación hecha aquí, concierne a la manera en que las acciones de Adán afectaron a otros; y así también las acciones de Cristo afectaron a otros. No se afirma que “todos” los que fueron afectados por Adán sean las mismas personas, que “todos” los que son afectados por Cristo. Esto es evidente por lo siguiente:
A. Las Escrituras hablan de Cristo como la simiente de la mujer (Gen.3:15). Por consiguiente, no puede ser el representante de la simiente de la serpiente. En otras palabras, Cristo no puede representar a todos los descendientes de Adán.
B. En Juan 17:9 Cristo mismo indica que El no es el representante de todos los hombres que descienden de Adán.
C. En Hebreos 7:22 Cristo es llamado el representante de los que están bajo el nuevo pacto. Este nuevo pacto no es hecho con toda la simiente de Adán.
D. De Isaías 53:5-6 está claro que Cristo sufrió en sustitución de otros. Las Escrituras enseñan que hay quienes sufrirán ellos mismos. Por lo tanto Cristo no es el representante de toda la raza adámica.
E. Cristo no puede representar a ninguno en vano. Pero si El es el representante de todos, entonces su obra para los que son malditos, es en vano.
F. Si Dios está satisfecho con lo que su Hijo hizo, entonces tiene que estar satisfecho con todos aquellos por quienes el Hijo actuó. Pero Dios no está satisfecho con todos los hombres y por lo tanto Cristo no pudo haber sido el representante de todos.
G. Que Cristo no pudo haber representado a todos los hombres como Adán lo hizo, es evidente por las siguientes Escrituras: Mat.20: 28, Juan 10: 15 y 17: 9, Hech.20: 28 y Rom.8: 33.

CAPITULO SIETE

EXPLICACIONES DE LOS VERSÍCULOS QUE PARECEN SUGERIR QUE AQUELLOS POR QUIENES CRISTO MURIÓ, PUEDEN PERECER

Algunos han argumentado a favor de la redención universal, basándose en algunas Escrituras que parecen indicar que algunos de aquellos por quienes Cristo murió, pueden sin embargo perecer.
En tal caso, ya no sería un problema que Cristo muriera por todos y no los salvara.
PRIMERO déjeme decir, que aún si algunos de aquellos por quienes Cristo murió están supuestamente perdidos, esto no comprueba que muriera por todos los que están perdidos. De hecho negamos que las Escrituras sugieran que cualquiera de los elegidos de Dios pudiera ser perdido. Ahora examinemos algunas Escrituras que son citadas frecuentemente por nuestros opositores.
1. Rom. 14:15 Algunos afirman que aquí el apóstol Pablo enseña que algunos de aquellos por quienes Cristo murió, pueden perecer. Contestamos que Pablo no está diciendo tal cosa. El apóstol simplemente nos advierte acerca de lo que no debemos hacer. Ser advertidos acerca de algo, no demuestra que pueda ocurrir ese algo.
También debemos recordar que las Escrituras usan los términos “santos” y “hermanos” para describir a todos los que profesan ser miembros de la Iglesia de Cristo. Este pasaje no demuestra que alguno por quien Cristo murió puede perderse, sino sólo comprueba que algunos que se consideraban como “hermanos” en realidad no lo eran, si en verdad perecieron.
2. 1 Cor. 8: 11 Nuevamente dice que uno por quien Cristo murió, perece. Contestamos que aquí la palabra perecer no necesariamente significa condenación eterna. El pecado siempre es destructivo, aunque no siempre conduce a la destrucción eterna, debido a que algunos son salvos por Cristo. Y otra vez, aunque aquí la persona es llamada “hermano”, esto no se refiere más que, a que es un profesante. No hay ninguna prueba aquí de que uno de aquellos por quienes Cristo murió, pueda perderse eternamente.
3. 2 Pe. 2: 1 Para que este versículo pudiera ser usado para comprobar que Cristo murió por todos los hombres, inclusive los que se pierden, sería necesario demostrar lo siguiente:
A. Que el término “Señor” significa el Señor Jesucristo.
B. Que la palabra “rescató” significa la redención por la muerte de Cristo.
C. Que estos “maestros falsos” eran creyentes verdaderos y no simplemente profesantes.
D. Que cualquiera de los elegidos de Dios puede perecer.
E. Que la muerte de Cristo fue por todos sin excepción.
Pero estas cosas son sumamente dudosas y no son una base para inferir la redención universal, como demostraremos ahora:
A. La palabra traducida como “Señor” en este texto, no es la palabra griega usada en el Nuevo Testamento para referirse al Señor Jesucristo. La palabra se refiere a Dios en términos más generales, como El dueño de todos los hombres.
B. La palabra “rescató” refiriéndose a la muerte de Cristo, es usada normalmente en conexión con otras palabras, tales como “su sangre”, “por su muerte” o “con precio”. La ausencia de estas palabras complementarias, pone en duda que el significado sea algo más que una liberación general de algún mal en esta vida.
Todo lo que esto significa es que Dios, en su bondad, preserva algunos de los acontecimientos más malos en este mundo. Y no obstante, ellos, por sus enseñanzas falsas, le niegan a El como aquel que los preservó y por lo tanto traen sobre sí mismos destrucción acelerada. ¿Cómo puede alguien demostrar de esto que Cristo murió por todos los hombres?
  4. Heb. 10: 29 Por último, algunos argumentan de este texto, que si alguien que fue santificado puede pisotear a Cristo entonces, es prueba de que Cristo muriera por él. A esto contestamos:
A. Este texto tiene la intención de mostrar la gravedad de la apostasía. Si fue algo muy serio el violar la ley de Moisés, ¡Cuánto más serio es violar el evangelio del Hijo de Dios!
B. Las personas a las cuales se refieren aquí, son aquellos que profesan ser creyentes, no hay evidencia de que lo sean en verdad.
C. EL escritor está advirtiendo respecto al peligro de la apostasía. No hay evidencia alguna de que los creyentes verdaderos pueden apostatar (todo lo contrario, puesto que todos aquellos que llegan a ser apóstatas nunca fueron creyentes verdaderos). En una manera semejante, Dios advirtió a José de la necesidad de huir de Egipto para evitar que Herodes matara al niño Jesús. La advertencia fue dada no porque Jesús en verdad podría haber sido muerto, sino para asegurar que eso no sucediera.
D. Ser “santificado por la sangre del testamento” no comprueba que éstos son aquellos por los quienes Cristo murió.
I. Los apóstoles se dirigían a los miembros de las iglesias como “santos” en forma colectiva, algo que no comprueba que todos lo fueran en verdad.
II. Aquellos que fueron bautizados a veces fueron llamados “santificados”, en el sentido de que fueron apartados de los demás personas no bautizadas.
E. Si se insiste todavía en que aquellos que pisotean la sangre de Cristo son creyentes verdaderos que se perdieron, entonces se tiene que sostener también que:
I. Que la fe y la santidad no son necesariamente las marcas de los elegidos de Dios.
II. Que los creyentes verdaderos pueden ser separados de Cristo. (La Escritura dice que tal cosa no es posible).
Este pasaje advierte a los que simplemente profesan ser creyentes, cuán terrible es el pecado de abandonar lo que profesan. Al mismo tiempo, sirve como advertencia a los creyentes verdaderos, para que no cometan este pecado.
Así entonces, con la ayuda del Señor les he dado una explicación de algunos pasajes de la Escritura usados con frecuencia por aquellos que pretenden demostrar que Cristo murió por todos los hombres.
Así hemos establecido nuestra postura principal, de que Cristo murió sólo por los elegidos de Dios.

CAPITULO OCHO

ALGUNOS RAZONAMIENTOS EQUIVOCADOS PUESTOS AL DESCUBIERTO

Parece que hay algunos argumentos no muy sabios que están siendo usados hoy en día (El Sr. John Owen escribió este libro en 1648) a los cuales responderé brevemente, y así llevaré esta obra a su término.
1. Hay un argumento que dice más o menos lo siguiente: Lo que cada uno es llamado a creer debe ser cierto. Cada uno es llamado a creer que Cristo murió por él. Por lo tanto, debe ser cierto que Cristo murió por todos.
Interpreto que “cada uno” en este argumento significa todos y cada uno de los hombres. Y que “creer” significa la fe salvadora en Cristo. Una cosa que la Escritura enseña acerca de cada individuo, es que está en un estado de muerte espiritual y bajo la ira de Dios. Entonces, este argumento sugiere que todos los hombres estando en un estado de muerte y condenación, son llamados a creer que la intención de Dios fue que Cristo muriera por cada uno de ellos en particular.
Las Escrituras no afirman que Cristo murió por “x” persona en particular, más bien afirman que murió por “pecadores” en forma indefinida. No hay ningún mandamiento, ni promesa en la Escritura, que llame a una persona a creer que Cristo murió por ella en particular.
No es cierto que todos y cada uno de los hombres son llamados a creer en Cristo (a menos que se pueda demostrar que todos han sido llamados a hacerlo). No puede ser el deber de millones que no han escuchado de Cristo, creer en El. Pablo enseña en Romanos 2:12 que muchos serán condenados simplemente por haber pecado contra la luz de la naturaleza. (Evidentemente la fe salvadora en Cristo, no les fue exigida a ellos).
Entonces este argumento debe ser planteado en la siguiente forma: Lo que cada uno es llamado a creer por el evangelio, debe ser cierto. Cada uno que escucha el evangelio es llamado a creer que Cristo murió particularmente por él. Por lo tanto es cierto que Cristo murió por cada uno que escucha el evangelio.
¿Quién no puede darse cuenta que este argumento es inútil a la causa que pretende defender? Ya estamos admitiendo que la fe no les es exigida a todos los hombres, sino sólo a aquellos que llegan a escuchar el evangelio. Entonces el argumento para una redención universal ya se ha derrumbado.
Una vez más negamos este argumento replanteado. Cuando el evangelio es predicado, todo lo que se puede decir es que “el que creyere y fuere bautizado será salvo; mas el que no creyere será condenado” (Mar. 16: 16). También se puede decir que “en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre debajo del cielo en quien podamos ser salvos” (Hech.4: 12). En otras palabras, el deber de los que escuchan el evangelio es creer en la necesidad de un Salvador y que Cristo es ese Salvador, y no es creer que Cristo murió por cada uno de ellos en particular.
Hay un orden natural en las cosas que uno debe creer. Hasta que las primeras cosas sean creídas, Dios no exige que creamos las cosas que vienen después. Un hombre no puede llegar a la cima de  la escalera, sin pasar por los escalones intermedios. Es opuesto a la regla del evangelio, llamar a alguien a que crea que Cristo murió por él en particular a menos que haya sido convencido primero de:
A. La verdad del evangelio en general.
B. Que la fe es el único camino de la salvación.
C. Que él necesita un salvador.
D. Que Cristo le puede salvar.
El orden divino para que alguien crea el evangelio es: primero, arrepentirse y creer que el evangelio es la palabra de Dios y que Cristo es el camino divino de salvación; segundo, que hay una conexión esencial entre la fe y la salvación; tercero, una convicción particular del Espíritu Santo (Por la cual llega a estar “trabajado y cargado”) de su necesidad individual de un salvador; cuarto, una entrega confiada de su alma a Cristo en respuesta a las promesas del evangelio de recibir a todos los que acuden de esta manera a El.
Después de todo esto, y no antes, viene la seguridad del amor de Dios y de que la muerte de Cristo fue por él en particular, basado en el hecho de que ha sido capacitado para realizar los primeros pasos de fe. (Porque sin la ayuda del Espíritu de Dios ninguno de estos actos de fe pueden llevarse a cabo.)
Entonces el argumento debe ser replanteado como sigue: Lo que cada uno, que es convencido de la necesidad de un salvador y del camino correcto de la salvación, sintiendo hambre y sed de Cristo es llamado creer, debe ser cierto. Cada persona que participa de esto, es llamada a creer que Cristo murió por ella en particular. Por lo tanto, que Cristo murió por todos los tales, es cierto.
Ahora, está claro que no todos los que escuchan el evangelio son llamados a creer que Cristo murió por ellos en particular, sino sólo aquellos que son caracterizados en la forma que hemos visto. No creer que Cristo murió por uno mismo en particular, no es la causa de la condenación de ningún pecador. El pecador ya está condenado a causa de sus pecados y porque no ha creído la verdad de la palabra de Dios en general.
Entonces, para escribir este argumento en una forma válida y bíblica, tenemos que partir de las multitudes denominados como “cada uno” en el primer argumento, a los “muchos que son llamados a creer” en el segundo argumento. Finalmente, llegamos a los pocos que son escogidos en el planteamiento final del argumento. ¿Dónde existe algún apoyo aquí para la redención universal?
2. Otro argumento usado en contra de la enseñanza que la muerte de Cristo fue solamente por los elegidos, es que esta doctrina viene a la mente de los creyentes con dudas y temores. Si Cristo no murió por todos los hombres, ¿Cómo pueden estar seguros los creyentes de que Cristo muriera por ellos?
Contestamos que no es necesario que el pecador sepa que Cristo murió por él en particular, para poder acudir a El; basta que sepa lo siguiente:
A. Que la salvación por la muerte de Cristo es segura para todos los creyentes.
B. Que aquél que es obediente al llamamiento divino, ciertamente será aceptado.
C. Que la gracia gratuita de Dios está disponible para aliviar todas las conciencias turbadas y cargadas por el pecado.
D. Que la muerte de Cristo es suficiente para todos los que acudan a El.
Todo esto es asegurado por la muerte de Cristo. ¿Qué más se podría necesitar? ¿Cómo es posible que esta doctrina cause dudas?
Por otra parte, si Cristo murió por todos los hombres, y sin embargo muchos están perdidos eternamente, entonces habría muchos motivos para dudar. ¡Si cualquiera por el cual Cristo murió puede ser condenado, entonces no hay seguridad alguna de que todos no sean condenados!
3. Pero dicen algunos que seguramente la gracia de Dios es mucho más gloriosa, si decimos que Dios envió a su Hijo a morir por la salvación de todos los hombres, si solo la recibieran.
Contestamos ¿Cuál gracia de Dios es aquella que puede ser universal? No puede ser la gracia de elección, porque Dios no ha escogido a todos. (Rom.9: 11-15)
No puede ser la gracia del llamamiento eficaz, porque Dios llama sólo a aquellos que ha escogido. (Rom. 8: 30)
No puede ser la gracia de la santificación, porque solamente la Iglesia es santificada. (Ef. 5: 25-27)
No puede ser la gracia de la justificación, porque solamente los creyentes son justificados. (Rom. 3: 22)
No puede ser la gracia de la redención, porque los redimidos son extraídos de toda nación. (Apoc. 5: 9)
¿Cuál gracia es aquella pues que puede ser universal?  Si es cierto que Dios desea la salvación de todos los hombres bajo la condición de que crean, ¿No está imponiendo Dios una condición que no pueden cumplir? (Es como si se ofreciera a un hombre ciego un millón de pesos a condición de que los viera.) ¿Cómo podría esto magnificar la gracia de Dios? Al contrario ¿No hace a Dios como un hipócrita? Si la gracia salvadora es extendida a todos, entonces se extiende hasta los perdidos. Entonces la gracia universal viene a convertirse en algo ineficaz, y eso no magnifica la gracia de Dios.
4. También algunos dicen que el mérito de la muerte de Cristo es más grande si es ofrecido a todos los hombres.
Contestamos que el mérito de la muerte de Cristo no es medible por el número de aquellos a quienes tiene aplicación, sino más bien se mide por efectuar lo que Dios se propuso. Con tal que logre lo que Dios se propuso, no puede tener mayor mérito, no importa si los beneficiarios sean muchos o pocos.
5. Algunos dicen que si Cristo murió por todos, entonces hay motivos para que todos los hombres obtengan consuelo de su muerte.
A esto contestamos que el consuelo pertenece solamente a los creyentes (Heb.6:17-18). Los incrédulos están bajo la ira de Dios (Juan 3:36). Los creyentes no pueden obtener ningún consuelo por extender la muerte de Cristo a aquellos que permanecen bajo la ira de Dios.
En un tiempo de prueba y tentación que un hombre trate de consolarse a sí mismo con el siguiente argumento: Cristo murió por todos los hombres.
Yo soy un hombre.
Por lo tanto Cristo murió por mí.
¿No le contestaría su propio corazón que este razonamiento es falso?
¿No hay millones de hombres a quienes Dios no se ha revelado a sí mismo? ¿Cuál consuelo hay en esto?
Una fuente enorme de consuelo para los creyentes es el hecho de que Cristo intercede ahora por aquellos por quienes murió. Esto ya lo hemos visto en la parte uno, capítulo siete. Ahora, si la muerte de Cristo es para todos los hombres, es claro que su intercesión no lo es. (Juan 17:9). Pero, si la muerte de Cristo está separada de su intercesión, ya no es un motivo de consuelo. No logramos incrementar nuestro consuelo por extender la expiación de su muerte, más allá de su intercesión.
Si la fe y la santidad de los elegidos no le son obtenidos por la muerte de Cristo, entonces ¿De dónde provienen? Sólo podrían pro67 ceder de ellos mismos. ¿Es esta la manera para engrandecer el consuelo, desviándonos de la gracia gratuita de Dios y dirigiéndonos al “libre albedrío”? ¿A dónde irá el alma que desea la fe y la santidad? ¿Acaso no tiene que acudir a Dios?
Pero algunos dicen que nadie puede estar seguro de que Cristo murió por él, a menos que Cristo muriera por todos. Contestamos que es equivocado, puesto que muchos creyentes están seguros de que Cristo murió por ellos, aunque no crean que Cristo murió por todos los hombres.
La base de la seguridad es el hecho de que Cristo murió por todos los creyentes. La base no es que El murió por ellos porque ellos crean, sino que ellos creen porque El murió por ellos. Cristo murió por los elegidos, quienes por el beneficio de su muerte llegan a ser creyentes. Ellos saben, por la obra del Espíritu Santo en sí mismos, que han acudido sinceramente a Cristo para recibir misericordia.
Conocen que la Escritura declara que la muerte de Cristo es suficiente para todos aquellos que acudan a El. Puesto que saben que les ha sido concedido creer, entonces entienden que Cristo ha muerto por ellos.
Ahora que el lector juzgue por sí mismo. ¿No es ésta una mejor base para la seguridad que el argumento falso? que dice:
Cristo murió por todos los hombres (incluyendo a los perdidos).
Yo soy un hombre.
Por lo tanto, Cristo murió por mi. Como un argumento final, que el lector estudie Romanos 8: 32-34.
No tengo duda de que concluirá que el único consuelo espiritual que puede ser obtenido es, solamente por la sangre de Jesucristo derramada ya desde hace mucho tiempo y su intercesión que todavía continúa.
Ambos siendo a favor de los elegidos de Dios, para la adquisición de una corona inmortal de gloria que no se puede desvanecer.